Wenchi Lazo con trío y nuevo disco

Decía Miles Davis que lo único que se debe juzgar en un músico de jazz es dónde está el proyecto y dónde las ideas.  Estas dos cuestiones esenciales se reflejan en cada uno de los trabajos que ha realizado a lo largo de su carrera Wenchi Lazo y cobran especial protagonismo en el ultimo de ellos; el notable «Temporal», grabado en formato de trío junto a Franco Fontanarrosa y Augusto Urbini. Allí, a través de un puñado de temas con fuertes pasajes de libre improvisación y una guitarra despojada, Lazo despliega talento y creatividad en uno de sus discos más jazzeros. 
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Siempre me da la sensación que en tus  diferentes trabajos, ya sea jazz o música improvisada, siempre hay un fuerte componente rockero.  ¿Vos lo sentís así?

Es que yo comencé tocando rock, como tantos otros. Luego se fueron incorporando otras influencias,  como el jazz o la música improvisada, pero el rock nunca paró para mí. Lo que sucede es que uno hace su camino y va tomando cosas  de otros géneros, de otras músicas.  Tengo un hermano que toca guitarra también, pero más en la vertiente rioplatense y yo también saco cosas de ahí.wenchi

¿Y cuando comenzaste a interesarte en la improvisación?

A principios de los 90 te diría. Siempre lo había hecho, pero a partir de allí cobró un significado especial para mí y fue creciendo en importancia a medida de que me iba desprendiendo de  cuestiones culturales, de cierto cliché.

Pero también la improvisación libre tiene sus lugares comunes, sus clichés..

Si . Pero si cabe el término, son más «abiertos» que los clichés idiomáticos. Y es una fuente a la que recurro con más asiduidad.

¿Y cómo se ubica en ese contexto tu último disco, Temporal ?

Para mí este disco tiene muchas cosas nuevas. Fue una grabación con un muy buen stándard de calidad. Además por primera vez me metí  a mezclar yo. Fue mi inicio en esto.  Así que me maté automatizando todo lo más que podía, para que después todo sea simplemente mezclar volúmenes o poner algún ambiente. No fue más que eso. Pero era la primera vez que lo hacía. Y quedé muy conforme.

¿Y musicalmente?

Y en lo musical es de lo más jazzero que hice hasta la fecha. Con algunas salvedades. Tiene algunos toques de rock, sobre todo de parte de Augusto (Urbini) y Franco (Fontanarrosa).  Aquí , excepto en  «Todo lo contrario», el último tema del disco;  utilicé un sonido de guitarra limpio, sin distorsiones.  Guitarra, cable y equipo. Nada más. No está todo lo que usé en todos mis otros discos.SAM_1949

¿Por qué lo pensaste así?

Porque me gusta ese sonido. Y tenía ganas. Tenía ganas de usar la Les Paul con buen equipo valvular.  Con unos micrófonos P90 que le dan un sonido más «viejito». Quería ir a ese sonido y olvidarme por el momento de «pisar» pedales.  Y eso le dio a la guitarra un sonido más jazzístico, que era lo que estaba buscando.

¿Los temas son totalmente improvisados o están escritos en su mayor parte?

Dos son improvisaciones.  El primer corte, «Yosticia» y el último, «Todo lo contrario». El resto son composiciones, aunque como te imaginarás con un alto grado de libertad.  Con mínimas pautas, te diría.

¿Por qué elegiste para este disco un formato de trío; guitarra, bajo y batería?

Es una de mis formaciones preferidas y además es una de las clásicas. Tanto o tal vez más en el rock que en el jazz. Los guitarristas de jazz suelen elegir tener algún caño o un órgano….. Yo ya tuve un trío en los 90 que se llamaba «Mar de Humores»  y hacíamos rock jazz eléctrico. No es el caso de este trío, a pesar de que algunos momentos pareciera que nos encaminamos para allí. Esto es más free, apunta más hacia el free.

¿Formaste este trío para el disco o lo pensás como un grupo más estable?

Es un grupo estable algo discontinuado.  Ahora con el disco buscaremos fechas y veremos de ir presentándolo.  El año pasado tocamos bastante en vivo con esta formación. Y en el 2015 también.  Te diría que la idea principal del grupo tiene mucho que ver con la fascinación que me produce el hecho de llevar el pulso.  El estudio del pulso en general. De allí viene mí otro grupo, Datrebil, datrebilque tenía dos quintetos a un mismo tiempo y donde trabajé esta idea de hacer confluir dos pulsos, una instrumentación inspirada en el «Free Jazz» de Ornette (Coleman).  Pero a diferencia de aquel  trabajo y de otros que vinieron después,  a mí lo que me interesaba era superponer dos pulsos distintos, dos compases distintos.

Es decir  formaciones con rítmicas diferenciadas…

Que no confluyan en un mismo pulso. Me interesaba el  conflicto. Y no sólo entre las baterías, sino más aún entre las dos líneas de bajo.  Esto fue para mí un descubrimiento.  Hubo  grupos que tenían dos baterías,  como Grateful  Dead o los Allman Brothers, pero tenían una sola línea de bajo. No eran dos secciones rítmicas funcionando a la vez.

Eso si estaba en los dos quintetos del «Free Jazz» de Ornette…

Claro.  Pero allí tampoco había conflicto. Mientras Charlie Haden estaba abajo, Scott La Faro no hacía una segunda línea de bajo, sino que iba arriba. Como si fuera una guitarra. Como hacía siempre, aún en el trío de Bill Evans. Hay esta cosa de stereo, que está buenísima, pero no hay conflicto. Van todos hacia un mismo objetivo. A mí lo que me interesaba en Datrebil era justamente está búsqueda.  Esa curiosidad.

¿Y ese mismo desafío lo llevaste ahora al trío?

En el trío el desafío es otro. Cualquier manera de expresarse, un idioma, la música, suele tener cierto pulso periódico. Acá la idea era «desperiodizar» ese pulso. Generalmente cuando el pulso  se mueve, como en el tango o el candombe e incluso la música clásica, lo hace progresivamente. Acelerando o retardando.  Es como el latido del corazón. Yo quería era alterar eso, pero no de a poco, sino de pronto e intentar coincidir en eso. «Temporal» es el desarrollo de esa propuesta.

¿Y qué respuesta tuviste de Fontanarrosa y Urbini a eso?

La verdad es que aportaron muchísimo. Franco de dio muchas ideas para llevarlo a la práctica. Me ayudo a guiarme más por impulso que por pulso. Porque esa es la idea que quería concretar. Ir del pulso al impulso. Algo más catártico. Menos racional.

¿Y qué te pasa a vos como oyente de eso, de tu propia música?

Es muy difícil ser oyente con la música propia. Hay una falta de distancia y es muy difícil la objetividad allí. Uno se enamora y se pelea todo el tiempo con lo que hace. Yo siempre me divido en esto.

¿Encontrás músicos que estén dispuestos a afrontar el desafío que vos les propones?

Si. Claro. Bueno, con Franco ya habíamos estado juntos en otros grupos.  Con Augusto no, pero habíamos coincidido en alguna tocada y ahora realmente me sorprendió todo lo que él aportó a este disco. Pero más allá de ellos dos, si hay muchos músicos que están en búsquedas similares.norris (1)

¿Y qué te lleva a tomar ese camino nada complaciente, sabiendo de antemano que vas a generar una respuesta limitada? 

Si.  A veces me siento un poco cabezón. No lo voy a negar.  Pero vos fijate que hay muchos músicos que le escaparon a la complacencia y sin embargo siempre estuvieron.  Y yo siento allí cierta empatía.  Yo toqué mucho tiempo con Enrique Norris, un referente de lo que estoy diciendo.  Bárbara Togander, otro ejemplo. Steve Lacy tocaba con los tradicionalistas y también con Cecil Taylor. Y cuando tocaba con los tradicionalistas decía que se sentía atrapado, porque no se sabía todos los patterns. Pero al mismo tiempo, reconocía que no tenía «estómago» para aprendérselos todos. Yo siento que a mí me pasa algo parecido.

 

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