El saxo alto Charlie Mariano nunca alcanzó el renombre de algunos de sus colegas, a pesar de su talento y una extensa carrera que incluye unos 50 discos como líder y su paso por big bands, como la de Stan Kenton o Charles Mingus. En los últimos años de su vida Mariano se asoció con músicos argentinos como Dino Saluzzi y Quique Sinesi, con los que compartió escenarios y produjo discos notables, abrazando una música que no le era propia, con pasión y creatividad.
Mucho antes de que la «world music» se convirtiera en un género para las tiendas de discos, Charlie Mariano había paseado su arte por distintas geografías musicales sin necesitar rótulos ni definiciones. Inspirado en Charlie Parker, admirador de Johny Hodges, Mariano comenzó como un jazzman de estilo puro, pero luego, con el tiempo, las carreteras y los escenarios; hizo suyas las músicas de todo el mundo.
Los años también fueron modelando su estilo, en principio fogoso, para luego dar paso al sentimiento reposado y la búsqueda del clima que cada tema demandaba.
Quizás por esa fluidez de estilo y su necesidad de incorporar sonidos que no le eran propios, es que buena parte de su carrera transcurrió en Europa, donde ganó protagonismo compartiendo escenarios con el bajista alemán Eberhard Weber, el guitarrista francés Philip Catherine y la percusionista Marilyn Mazur.
Mariano se había iniciado con agrupaciones locales en Boston y pronto ingresó en la orquesta de Quincy Jones. Pronto fue convocado por Stan Kenton y años después se unió a Charles Mingus, bajo cuya dirección grabó “Black Saint and Sinner Lady” de 1963 y el influyente “Mingus Mingus Mingus Mingus Mingus”, del mismo año.
En 1959 contrajo matrimonio con la pianista y compositora japonesa, Toshiko Akiyoshi, con la que formó un cuarteto junto al contrabajista, Gene Cherico y el baterista, Eddie Marshall. En los 70 fundó la United Jazz and Rock Ensemble, y luego el grupo Weber’s Colors, colaborando en el desarrollo del jazz europeo de los siguientes años, buena parte de él asentado en el sello alemán ECM.
A partir de 1988, Mariano también trabajó con improvisadores, entre ellos el percusionista inglés Tony Oxley, el trompetista Palle Mikkelborg y el bajista Miroslav Vitous. Fue por aquellos años que Mariano toma contacto con Dino Saluzzi.
De aquella comunión surgen dos trabajos de singular calidad. El primero de ellos “One night in ‘88”, un disco en vivo junto al pianista alemán Wolfgang Dauner y el singular “Pas de Trois”, del 2000, ambos de sello Mood Records, en donde el saxofonista se luce en temas de su autoría, como “Randy” o en músicas alejadas de sus orígenes, como en “Se va la murga” de Jaime Roos, donde el complemento con el bandoneonista salteño es emocionante.
Poco años después Mariano busca una nueva compañía argentina. Esta vez en dúo con el guitarrista Quique Sinesi, quien años atrás había formado parte del grupo de Saluzzi. El resultado de aquella colaboración es “Tango para Charlie”, el disco que Enja produc e en 2005, y que incluye entre otros, el sentido “Tarde de lluvia en Köln”. En 2007 la colaboración entre los dos músicos se repite en “Ecos del Alma”, editado por BHM en toda Europa.
Charlie Mariano, fue un músico valiente, innovador. De gran emotividad y abierto a nuevas experiencias y estilos. Falleció el 16 de junio de 2009 en la ciudad alemana de Colonia, la que inspiró aquella inolvidable tarde de lluvia con su amigo Quique Sinesi.