Gustavo Bergalli, Jazz con alma de tango

Tiene más de 50 discos grabados. Vivió 30 años en Suecia. Recorrió el mundo con su trompeta y tocó con los mejores en los mejores escenarios.Es solista de la  Stockholm Jazz Orchestra y amigo personal de Joe Lovano y Bobo Stenson. Fue un jóven rebelde en los 60 y hoy es un hombre sabio que descree de la soberbia y la discriminación. Un tipo de oídos abiertos, con una verdad enorme que lo acompañó toda su vida: “La música – dice-, es un acto de amor¨.

Disco1Usted podría ocupar una discoteca solamente con sus discos. ¿Qué le pasa cuando los vuelve a escuchar?

Nunca vuelvo a escuchar mis discos. Te diría que a excepción del disco que grabé en 1997 con mi hijo Facundo, “Tango in Jazz” , no me gusta nada de lo que hice.

 

¿Nunca vuelve a escuchar nada. Ni siquiera para comparar su evolución?

Puedo poner algún disco viejo, si, para ver tal o cual cosa. Pero no me vuelvo a escuchar. Mirá,  Claudio Roditi, quien tocó conmigo durante años y con el que  hemos hecho 12 discos, vive escuchándose. Siempre lo veía con los auriculares puestos y le preguntaba que escuchaba. Y se estaba escuchando a él mismo. (risas). Son técnicas, el necesitaba estar comparándose.  Es un buen método. Vas viendo como hiciste esto o aquello y tenés margen para corregir. Pero no es mi método.

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¿Y cómo siente entonces que evoluciona?

Con la búsqueda. Con el estudio. Con la necesidad de hacer constantemente cosas nuevas. Con la escucha de otros músicos y otras músicas.  Por eso es raro que vuelva a escuchar lo que grabé.

Siempre trato de mirar para adelante, no para atrás. Yo la búsqueda la hago sobre el camino.

Pero hay cosas que no merecen quedar  atrás. Los músicos con que usted tocó no son precisamente para el olvido.

No, claro que no. He tocado con grandes músicos como Kenny Werner, Adam Nussbaum, John Scofield, Palle Danielsson. Hice una jam con Michael Brecker y Jack DeJohnette. También toqué con Kenny Dorham, Bobo Stenson, Jim McNeely, Bob Mintzer y Jimmy Heath. Estuve en la orquesta de Maria Schneider, hicimos cosas muy interesantes con Joe Lovano, son tantos…También toqué con Bob Brookmeyer…lo conocés?.

Si, claro, el trombonista que tocó en el cuarteto de Gerry Mulligan..

Claro. Tocaba el trombón a válvulas. Que musicazo!!. Impresionante. También toqué con Lee Konitz, otro grande. Con Phil Woods. ¿Sabías que admiraba mucho a Astor Piazzolla?. Siempre me decía que si me cruzaba con Astor le contara de su admiración. Así que cuando se dio la oportunidad aquí en Buenos Aires, le dije a Astor que Phil lo admiraba mucho y que le mandaba un gran saludo. Astor no sabía de esta admiración así que se puso contento y le retribuyó el saludo. Cuando volví a ver a Phil no podía creer que Astor supiera de él y que además le mandara saludos. Un gran músico. 

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Usted estuvo 30 años viviendo en Suecia. ¿Qué le dejó aquella experiencia?

A mi Suecia me dio la oportunidad de tocar con muchísimos músicos. Y además he viajado mucho, fundamentalmente por Europa. Eso me permite tener un radio de acción más grande y la posibilidad de tocar con músicos extraordinarios. Y eso da experiencia. Uno se enriquece en muchos aspectos, no sólo en lo musical. Igual siempre estoy volviendo allá, para tocar, visitar amigos. No puedo desprenderme de todo aquello.

¿Y cómo se las arregla un músico que vivió 30 años en Suecia, tocó con genios y hasta hizo free jazz,  para tener siempre un pie en el tango?

Bueno, soy un músico argentino, no te olvides. Soy básicamente un músico de jazz, pero argentino. No puedo desconocer todo el bagaje cultural de mi país. Tengo todo eso metido adentro y en algún momento tiene que salir. No soy un músico de tango pero me gusta incluirlo. Siento esa necesidad.

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En lo personal, uno de sus discos que más me gusta es “Mixtura”, con José Reinoso en piano y Horacio Fumero en contrabajo.

No me digas?… ese lo grabamos en Barcelona en el 2002. José Reinoso me ayudó mucho allí. También están también Aldo Caviglia en batería y Marcelo Mercadante en bandoneón. Si, salío lindo.

Este afán de búsqueda, una característica tan marcada en músicos como Miles o Coltrane, estuvo siempre en usted?  

Si, te diría que si. Yo estudié plástica en Bellas Artes de muy joven y es algo que me hizo muy bien. Me abrió la cabeza para siempre. Me enseñó que nunca hay que abandonar la búsqueda y que además no sirve pontificar, bajar línea. Podés tener tus gustos, tus preferencias, que podrán ser distintas a las de otros. Pero eso no te da derecho a desacreditar o desvalorizar. Eso es algo que nunca olvidé y que traté siempre de aplicar en mi vida. Por eso para mi la música es esencialmente un acto de amor.

¿Y en ese sentido, como se lleva con las nuevas generaciones?

Muy bien. Mirá, yo no se si hay muchos músicos de mi generación que lo hacen, pero yo siempre voy a ver a los jóvenes. He visto a este grupo fabuloso que tiene Pipi Piazzolla, Escalandrum. He visto muchas veces a Jodos. Me gusta lo que hace Mariano Otero. Juan Cruz de Urquiza me parece un músico muy talentoso. He tocado con Luis Nacht un proyecto muy lindo de free. Son gente estudiosa y de mucho valor.

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