Algunos lo recordarán por 2Saxos2, con Sergio Dawi. Otros por “Muzik from the red hills of Nikada” junto a Fernando Kabusacki. Habrá quienes lo relacionen con el rock. Pero Damian Nisenson está lejos de todo eso. Hace años juntó sus saxos y emigró con su música. Hoy actúa y graba en el norte del mundo.

¿Cuánto hace que estás en Canadá y qué te impulsó a buscar ese destino?
Me fui de Buenos Aires a fines de mayo del 2004, con mi mujer y dos de mis tres hijas, la mayor decidió quedarse. Aquí hemos tenido una niña más.
En el par de años previos a nuestra partida estuvimos estudiando cuales eran nuestras posibilidades. Montreal parecía ser, y lo es, un buen combo entre la tranquilidad que necesitábamos después de los años de locura porteña y un ambiente artístico y cultural rico y dinámico, que nos permitiera a ambos, Poli Wilhelm, mi mujer pintora y a mi, continuar desarrollándonos.
¿Y qué panorama encontraste, en la música en general y en el jazz en particular?
Canadá es muchas cosas, prefiero hablar puntualmente de lo que conozco bien, es decir Montreal. Montreal tiene algo de paradisíaco para un músico. Sobre todo para un músico inclinado hacia la experimentación. La cantidad de músicos de calidad, dispuestos a embarcarse en cuanto proyecto arriesgado uno propone, es increíble. La cantidad de lugares para tocar todo tipo de rareza cualquier día de la semana, los sellos discográficos que invierten medios en producir y promocionar lo que aquí se llama músicas de creación, o música actual…es fantástico, muy estimulante. Hay becas y subvenciones de todo tipo para la creación artística no comercial.
En lo que se refiere a jazz específicamente, hay una escena vibrante, alimentada, obviamente, por el monstruo que es el Festival Internacional de jazz, y su primo rebelde, mas chiquito pero de una calidad inmensa, el Off Festival de jazz de Montreal.
¿Cómo empezaste a vincularte, qué fue lo primero que hiciste?
No conocía personalmente a ningún músico en Montreal. La primera semana me procure una revista gratuita con la programación artística semanal y me fui a un bar donde había jam sessions los domingos. Después de la primera noche salí con invitaciones para ir a tocar a otros bares, repetí la experiencia un par de veces. Después un bandoneonísta montreles, casado con una sanjuanina, me pasó una serie de números de teléfono, entre ellos el de una distribuidora de música especializada, el del batero de jazz number one de Canadá, y otra serie de datos útiles. A cada llamado telefónico que hacia, respondía una invitación a comer, seguido de un encuentro para tocar. Asi tuve mi propio trío a los 6 meses de llegar, y un CD con mis composiciones al año.
¿Y que hacés ahora?..
Toco sin parar, compongo música inspirada de la tradición judía ashkenazi, tratada en un contexto de jazz muy contemporáneo. Tengo varios ensambles con los que interpreto mi música. Toco también en un par de orquestas dementes y bellísimas, la Fanfare Pourpour, 19 músicos, interpreta composiciones propias, mías inclusive, y Ratchet Orchestra, 25 músicos, dedicada a la música de Sun Ra. Además acompaño a un par de cantantes muy talentosas y participo en varios ciclos de música improvisada.
¿Cómo te organizaste, como armás tus actividades?
Reparto mi tiempo entre tocar, tocar y tocar, pasar tiempo con mi hijas, y, por la noche, sentarme frente a la compu y llenar demandas de subvención, informes de beca, solicitudes de participación en festivales. Mucho trabajo, todo el tiempo, mucha felicidad y resultados, también.
Tempo
Damian Nisenson Trio / Nozen – L’OFF Festival de Jazz de Montréal 2007