Es sabido que hoy la palabra jazz encierra más un concepto que una definición de género. Las fronteras se amplían y los músicos adoptan nuevos colores y expresiones más allá de las tradiciones y la historia. Ese es el camino que desde su primer disco, “La búsqueda”, asumió Macarena Robledo y que ahora reafirma en su último trabajo: “Instrumento vivo”, que durante octubre continuará presentando en los escenarios porteños.
Rico es el camino que Macarena Robledo comenzó con su primer disco “La búsqueda”, de 2008 y que hoy, seis años más tarde, confluye en este “Instrumento vivo”, con el que la joven cantante se arriesga ampliando las fronteras del género.
Con nueve canciones propias de un total de 14, entre las que sobresalen “Oración a la voz” el tema a capella que abre el disco con una fuerza inusitada, la original poesía de “Invento el beso” o la sentida visita al universo Spinetta con “Quedándote o yéndote”; Macarena produce un disco singular, en el que no solo se reafirma como una cantante de convincente expresividad, sino también como una interesante autora para seguir de cerca.
De los 14 temas que incluye “Instrumento vivo”, nueve son tuyos. ¿Siempre escribiste tus propias canciones?
Siempre escribí textos. Música sólo a partir de que empecé a estudiar. Antes yo cantaba profesionalmente, trabaje muchos años con Pepe Cibrián en comedias musicales por ejemplo, pero no sabía música. Con el tiempo nació la inquietud de aprender allí también. De saber desde otro lugar. De componer, de arreglar y bueno, me puse a estudiar.
¿Todas fueron compuestas para este disco?
No. No las compuse pensando en este disco. Yo siento que las canciones son una manifestación más de un proceso creativo. De mi propio proceso creativo. Yo siento, vivo, escribo, viajo…muchos de estos temas fueron escritos en los viajes. Pero no fueron especialmente pensados para el disco. Si luego fueron trabajados o arreglados para poder incluirlos.
Sin pretender hacer una escala de valores, se ve tu crecimiento si uno compara este disco con “La búsqueda”, tu primer trabajo. Otro nivel de expresión, de interpretación. ¿Cómo lo sentís vos?
Yo no comparo los discos. Soy respetuosa de cada momento. “Instrumento vivo” es la manifestación de un momento de mi ser creativo. Y el anterior también. Pero es cierto que además busco crecer. Trabajo para eso. Este verano estuve prácticamente encerrada cantando. Conmigo misma en un espacio de juego, de ensayo. Me tomé el compromiso, todos los días muchas horas, de cantar y cantar.
¿Y qué cantabas?
Cantaba lo que quería, sin importarme género ni estilos. Y en un momento me di cuenta que seguir ese impulso me llevó en una dirección que sin proponérmelo, creó un repertorio. Como algo que decantó, por una necesidad más interna que intelectual. Más intuitiva, más auténtica. Por eso, creo que en todo el proceso de este disco fui muy honesta. Seguí a rajatabla lo que me surgía de adentro. Y trabajé para poder expresarlo. Para darle herramientas para que se manifieste. Para dejarlo salir. Volviendo a tu pregunta sobre las comparaciones, creo que allí si puede haber una diferencia.
¿Y a partir de allí?…
A partir de allí todo fue positivo y generó este disco que es una especie de sueño. Toda la gente que alguna vez soñé con tener cerca, está en el disco. No hubo nadie que me dijera que no. Ni Roxana Amed, ni Oscar Giunta ni Andrés Beeuwsaert, Pablo Motta, Sergio Wagner o Diego Schissi que hizo unos arreglos hermosos. Todos me dijeron que si desde un comienzo. Y yo los estaba llamando para hacer mi música… ¿Entendés? Ahora cada vez que veo el disco y leo quienes están tocando allí, vuelvo a sentir esa misma sensación. Como de no poder creerlo….
¿Y qué te pasa cuando volvés a escucharlo?
Por momentos me asombra lo que hice. En otros lo veo como la foto de un momento y ya siento la necesidad de superarlo, de hacer temas nuevos, de no enfrascarme…Es lo mismo que siento cuando estoy preparando un show. Entonces me pregunto qué quiero hacer, qué se me canta cantar. Qué me está pidiendo cantar mi parte creativa. Entonces opto por cantar mis canciones, las que están en el disco pero también me permito explorar otras versiones, mostrar lo nuevo que estoy haciendo…y bueno, así es que ya tengo la mitad del próximo disco.
Vos te definís como una cantante de jazz, pero en “Instrumento vivo” tomás distancia del género y hacés un disco atravesado por otros colores. De cierta manera inclasificable…
Me encanta la música inclasificable. Si yo soy una cantante de jazz, pero fíjate, por ejemplo, que entre mis grupos preferidos está el de Diego Schissi o Aca Seca, que también pueden llegar a ser inclasificables. Y está bueno que así sea. La fusión que permite el proceso creativo y la música nueva que eso genera, sin encasillamientos, es lo que marca el crecimiento.
¿Cómo siguen las presentaciones de “Instrumento vivo”?
Ahora voy a cerrar un ciclo de música popular en el Teatro Nacional Cervantes, el 13 de noviembre, junto con Quique Sinesi. Va a haber un set de “Instrumento vivo” con una banda que es un lujo: Alvaro Torres en piano, Pablo Motta en contrabajo y cello y Oscar Giunta en batería y luego otro set sola con Quique. Pero antes tenemos unas fechas en Thelonious y Vinilo con un proyecto que estamos armando con Marina Quiroga, Vicky Zotalis y Guadalupe Raventos. Va estar muy lindo.
¿Qué vas a hacer con ellas y cuándo?
Es un proyecto que surgió hace unos meses. La idea original era la de juntarse y crear sinergias. Yo hace un tiempo que venía con ganas de armar un ciclo con cantantes que abordaran la aventura de componer sus propios temas. Esta fue la idea inicial. Pero el hecho de juntarse, conocerse y comenzar a generar ideas juntas con Marina, Guada y Vicky y el madrinazgo artístico de Roxana Amed, derivó finalmente en otro camino. Ahora hacemos sets separados con nuestra propia música, pero cada una de nosotras “interviene” en la música de la otra.
¿Cómo es eso?
Por ejemplo yo llevo un tema mio y todas lo trabajamos. Abordamos el hecho artístico desde otro lugar. Y es muy rico lo que pasa, porque cada una tiene su visión y su manera. Y además hay como un juego abierto de ofrecérnoslo. Alguien propone y todos se suman. Se da una cosa muy interesante. Y una termina sorprendiéndose hasta de su propio trabajo.
¿Con qué te paso puntualmente eso de sorprenderte?
Con varias canciones, pero por ejemplo con “Invento el beso”, el tercer tema de mi disco. Recién me di cuenta del arreglo que había hecho cuando se los empecé a pasar a las chicas. Me di cuenta que había tomado un montón de decisiones, estéticas, de color vocal, de inflexiones, etc, y sólo las hice conscientes cuando las tuve que transmitir a otros. Y eso para mí fue como un descubrimiento…algo muy rico.
Esto de juntar fuerzas es un fenómeno cada vez más habitual en el jazz local. Pienso en los chicos de Kuai Music, por ejemplo.
Si, por suerte sí. Se está dando esto de compartir y potenciar. Lo que están haciendo los chicos de Kuai es fantástico. Y también está muy bueno lo que se hace en otros géneros, como los músicos de “Hay otra canción” con Pablo Dacal, Tomi Lebrero y toda esa gente. Lo mismo sucede con las chicas del “Círculo de brujas”, que también son cantautoras, pero más del “palo” latinoamericano. Hay varios fenómenos de estos de compartir y potenciar. Son muy necesarios. Para mi es imprescindible salir, verse cara a cara, dejar un lugar de encasillamiento y comenzar a interectuar. Conocernos y potenciarnos. Allí solo puede haber ganancias para todos.
“Instrumento vivo”
- Oración de la voz
- Recetas en melodías
- Invento el beso
- Algo de mí
- Baile para mí misma
- La sagrada
- Mi mente en Buenos Aires
- Desfronteras
- Quedándote o yéndote
- Parte del aire
- Derradeira primavera
- Curioso el paso del tiempo
- Un nuevo ángulo en mi jardín
- Caja de música
Todos los temas de M.Robledo, excepto:
8. Diego Schissi
9. Luis Alberto Spinetta
10. Fito Paez
11. Tom Jobim-Vinicius De Moraes
14. Pedro Aznar-Jorge L. Borges