Bernardo Monk y su nuevo universo Cosmofónico

Con un puñado de temas originales, entre los que destaca una suite sobre cuatro pasiones argentinas, Bernardo Monk llega al escenario del Bebop Club con su nuevo registro: Cosmofónico. El disco, el octavo en su carrera solista, lo encuentra en plenitud, forjando un universo sonoro propio, creativo y singular.   

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Fotografías en show: Pablo Astudillo

“Este es un disco fundacional para mí”, asegura Bernardo Monk. Unas pocas palabras de sólida contundencia que bien definen el flamante Cosmofonico, su octavo registro como líder. Luego de casi veinte años de trayectoria solista, con varios álbumes nominados a los premios Latin Grammy y Gardel y con tres libros publicados, Monk desarma aquí sus propios esquemas para crear una nueva entrega de exquisita sonoridad, navegando entre el jazz y la música actual de Buenos Aires.

“Quiero hacer música para la gente. Música que hable de la vida. Que cuente historias” dice, días antes de su presentación oficial en el Bebop Club porteño.

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¿Por qué definís Cosmofónico como un registro fundacional en tu discografía?

Porque marca un nuevo rumbo artístico para mí. Sin descartar nada de lo anterior, ahora sumé todo lo que antes dejaba en el tintero. Hay aquí como una bifurcación de lo que yo venía haciendo. Principalmente en cuanto a la sonoridad. Por primera vez pongo una batería. Esta inclusión remite a un área más neutral. No tan tanguera. Esto además me llevó a escribir música que, si bien tiene un ingrediente tanguero, lo toma más por capas. Decodificado. Tal vez es el primer disco en el que pensé que no haya encuadre. Acá no hay género determinado. Es música mía.

¿Y qué te permite esa ausencia de un encuadre definido?

Bueno, por lo pronto te permite presentar esta música con el formato original o con un cuarteto de jazz. Y en ese sentido, eso también marca un cambio en mí. Yo viajo mucho por todo el país y a donde llego tocó con músicos locales. Y esta música se presta para incorporarlos y poder hacerla en distintos formatos.

Pero más allá de los formatos, tu música siempre navegó entre el tango y el jazz…

Sí, claro. Pero lo que sucede es que en el tango la parte rítmica, que aportan el piano y el contrabajo, necesita de alguien que toque bien definido en ese estilo. En Cosmofónico no es así. Acá la música corre de otra manera. Entonces sí cuento con músicos que toquen ambos estilos mucho mejor.

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¿De alguna manera todo esto está resumido en el título que elegiste para el disco?  

Absolutamente. El nombre se me ocurrió manejando en la ruta, por Corrientes volviendo de Misiones. Buscaba un nombre que describiera este disco de cosmopolismo musical. Así, entre otras opciones, surgió Cosmofónico. Creo que puede ser considerado fusión, tanguero o jazzero. Para mí es una radiografía musical personal de Buenos Aires sin remitir a los clichés. Es la música de un músico que pinta su aldea con lo propio y lo no propio de la ciudad. Hoy para mí Buenos Aires es muchas cosas al mismo tiempo: tango, jazz, muchos géneros y culturas.

¿Tuviste esas premisas al incorporar a un baterista por primera vez?

En el origen del trabajo pensé en usar sonidos programados. Fuera del tango o del jazz, siempre me gustó la sonoridad de los discos de Soda Stereo o de Gustavo Cerati. Esa cosa entre programada y acústica. Eso me llevó a buscar a Eduardo Bergallo como productor, que viene del palo del pop y del rock. Él tiene mucha experiencia, grabó cientos de grupos, entre ellos Soda y Cerati y me aconsejó dejar de lado aquella idea de los sonidos programados y recurrir a un baterista. 

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Si bien hay antecedentes de valía, algunos muy actuales, pareciera que la batería en el tango sigue generando resistencia…

Si, puede ser. Una vez Ramiro Gallo me dijo que lo que pasaba es que el toque de la batería, que es percusivo y tajante, no se condice con ninguno de los instrumentos del tango, donde el ataque es diferente. Pablo Motta tiene otra teoría que también está buena. Él dice que cuando se pone la batería en el tango se usa un patrón rítmico constante. Y el tango no tiene ese tipo de acompañamiento. Entonces el baterista tendría que estar todo el tiempo oscilando y tal vez –esta es mi visión-, debería estar por arriba y ser un color más. Además, como bien dice Pablo Aslan, cuando sumás una batería no estás sumando un instrumento. Estás sumando cuatro. Por eso, sintetizando: nunca diría no a la batería en el tango. El tema es el cómo.

¿El saxo se integra de forma más natural?

No (risas). Yo trabajé mucho en eso. Hice tres libros, lo estudié, lo investigué. Sucede que hay muchas cuestiones que tienen que ver con el saxo y su marca de fábrica. Su idiosincrasia. Es un instrumento solista en un género como el jazz, con características especiales que no están en el tango. También está la cuestión tímbrica. Para no ser siempre la voz cantante tenés que desprenderte mucho del saxofonismo. Desde el uso del volumen, del vibrato, el sonido. Tenés que ver qué sonido empasta bien con quien y cuando. Son muchas cosas.

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¿Puede suceder que estés tocando tango y casi sin proponértelo te vas para un costado más jazzero?

No creo. Al menos que te lo propongas. Si conoces bien los dos lenguajes, no hacés nada inconsciente. Yo sé bien que elementos usar cuando toco jazz y que usar cuando toco tango. Sí puede ser que haya cositas que se meten de alguna manera en uno y en otro y no nos demos cuenta porque lo traés con vos. Recuerdo que George Garzone, que fue mi profesor, decía que le resultaba increíble ver como todos nosotros teníamos cierto toque tanguero. Y estábamos haciendo jazz. Debe haber algo que ni nosotros advertimos. Imagino que es lo mismo que cuando un estadounidense se pone a tocar tango. Seguro que va a sonar swinguero. Pero de lo que si soy consciente es que cuando hago mi música combino ambas cosas.

¿Y qué característica esencial dirías que tiene tu música?

Yo siempre le di mucha importancia a la melodía. Siempre supe que no quería hacer música para músicos. Quiero hacer música para la gente. Música que hable de la vida. Que cuente historias. Que si vos no sabés de música, igual podés sentir, que tiene una melodía, una sonoridad que te llega. Y si sos músico, bueno, vas a ver que hay distintas capas y que vas a poder encontrar allí otras cosas. Siempre tiene que haber algo que haga que alguien salga de su casa para ver un show, para escuchar un disco. Y creo que eso está en este nuevo trabajo.

¿Cómo imaginás al oyente de esta nueva propuesta?

Pienso que cualquier persona puede sentirse identificada con esta música, porque conecta con muchas estéticas. Cosmofónico tiene una sonoridad única. No se parece a nada. Esto por un lado le da mucha identidad y al mismo tiempo lo hace difícil de catalogar.  Pero yo creo, ante todo, en la honestidad artística, en escribir y tocar aquello que escucho en mi cabeza.  Y este disco es lo que hoy en día suena dentro mío.

Cosmofónico. Bernardo Monk

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1- Halcón Peregrino

2 – Fobal (Suite Cuatro Pasiones Argentinas)

3 – Perdón y adiós

4 – Control Z

5 – Pole position (Suite Cuatro Pasiones Argentinas)

6 – Knock Out (Suite Cuatro Pasiones Argentinas)

7 – Gran sport (Suite Cuatro Pasiones Argentinas)

8 – Última canción de cuna (Ukelele)

Bernardo Monk, saxofones alto y soprano, composición y arreglos / Matías Grande, Juan Bringas, Ernestina Inveninato, violines / Paula pomeraniec, cello en 1,3,4y 8 / Valeria Tártara, cello en 2,5,6 y 7 / Daniel Ruggiero, Emiliano Guerrero, bandoneones / Abel Rogantini, piano en 1,2,3,5,6 y 7 / Adrián Enríquez, piano en 4 y 8 / Pablo Motta, contrabajo / Tomás Babjaczuk, batería.

Todos los temas compuestos y arreglados por Bernardo Monk. Grabado en diciembre de 2023 en estudios ION, Buenos Aires. Editado y mezclado en estudios Revolver, Buenos Aires. Masterizado en estudios Puro Mastering, Buenos Aires. Grabación, mezcla y mastering: Eduardo Bergallo. Productor: Eduardo Bergallo. Co-productor – Bernardo Monk. Arte de tapa – Celina Hilbert.

Presentación de Cosmofónico: miércoles 12 de junio, 21h, BeBop, Uriarte 1658, CABA. Entradas en boletería o anticipadas por Passline

 

 

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