Cinco saxos. Cinco estilos. Cinco discos

Diferentes búsquedas. Distintas propuestas. Cinco discos recientes de otros tantos saxofonistas ponen de relieve una vez más, la amplitud temática del nuevo jazz argentino. Camila Nebbia, Lucas Goicoechea, Nico Said, Sebastián Loiácono y Frido ter Beek y un puñado de discos para disfrutar.

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Mucho y bueno es lo que se está haciendo en el jazz argentino. Una avanzada de talento y creatividad que ni la misma pandemia pudo frenar. Y así, mientras los shows en vivo son un sueño por ahora postergado, los músicos siguen entregando su creatividad a través de registros, físicos o digitales, que continúan alimentando la pasión de los fanáticos. Aquí cinco saxofonistas, agrupados solo por el capricho del reseñista, muestran en base a talento la pujanza de la música creativa.

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Ordendes. Lucas Goicoechea (ears&eyes Récords)

Disco debut de Lucas Goicoechea como líder. Este EP, integrado por dos temas, es un buen comienzo para el saxofonista, una de las nuevas e interesantes voces de la nueva generación del jazz en la Argentina.

Aquí, al frente de un cuarteto que completan Violeta García en chelo, Nataniel Edelman en piano y Andrés Elstein en batería, Lucas entrega lo que ha dado en llamar una «suite improvisada guiada» de 30 minutos, en donde la personalidad de cada uno de los músicos aporta para la construcción de una fuerte personalidad grupal.

Ordendes, el tema que le da título al disco, tiene una extensión de media hora, y ya desde su nombre mismo sugiere un guiño cómplice con el oyente, puesto que detrás de su aparente hermetismo se esconde la palabra desorden.

Goicoechea la define como una sucesión de varios temas conectados por improvisaciones. “La idea es que las improvisaciones entre tema y tema sean hilos conductores hacia lo que sigue, dice. Éstas pueden ser totalmente libres o tener alguna pauta no muy rigurosa”.

El segundo tema, titulado Sale el Segundo, en un nuevo juego de títulos esta vez apelando a la obviedad, es a juicio de los músicos algo así como un final opcional de Ordendes, o quizás el último intento por ordenar la tormenta de talento musical puesto en esta primera entrega de un liderazgo que es toda una promesa.

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Cuentos de lo profundo. Frido ter Beek (Club del Disco)

Un nuevo álbum, el segundo como líder,  de Frido ter Beek, el compositor holandés radicado en la Argentina. A diferencia del anterior, Entonces qué? de 2017;  en este el saxofonista presenta una sucesión de dúos con música totalmente improvisada en el estudio.

Así, sin ningún plan previo, casi en un salto sin red, Ter Beek se sumerge en una sucesión de improvisaciones junto a la guitarra de Ernesto Snajer (en uno de los encuentros más logrados de un disco de muy pareja calidad), y al que le siguen los creativos dúos con el contrabajista Sebastián de Urquiza y  con Mariano Agustoni al piano.

Entre uno y otro, Frido plantea espacios breves como separadores, en los que experimenta doblándose a sí mismo o jugando con texturas. Fueron en total unas tres horas en el estudio Dr F, bajo la batuta de Florencio Justo, de los que luego quedaron estos trece tracks que  configuran toda una invitación a la aventura.

Es un disco hecho sin ningún plan previo, advierte el saxofonista desde las notas interiores del disco. Improvisación absoluta, aunque lejos del free jazz. Aquí hay melodía y rítmicas bien definidas. También hay creatividad sin límites y mucho talento puesto al servicio de la propuesta.

Claro que no es free. Pero la libertad creativa se respira en cada segundo de la escucha. Y eso siempre será más importante que las etiquetas de ocasión.

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Happy reunión. Sebastián Loiácono (Rivorecords)

Sobre finales de 2018 Mariano Loiácono grababa su primer disco en los Estados Unidos, junto a un seleccionado de músicos locales. Tan solo un par de años después, Sebastián, hermano y habitual sideman del trompetista, hacía lo propio y trazaba su propio norte con Happy Reunión, su registro debut, que además marca el regreso a la escena local del sello Rivorecords.

En esta placa, el saxofonista encabeza un cuarteto en el que destaca el veterano pianista Harold Danko, quien formó parte de los combos de Chet Baker, Gerry Mulligan y Thad Jones; y que completan Jay Anderson al contrabajo y Jeff Hirshfield a la batería. También se suma a la entrega, en carácter de invitado el saxo Rich Perry  y Mariano en trompeta.

El disco responde a los gustos personales de ambos Loiácono, conocidos en el ambiente local por su adhesión a los standards que jalonaron buena parte de la historia de esta música. Se suceden aquí el Love Letters de Víctor Young,  Happy Reunion de Duke Ellington, Up Jumped Spring del recordado Freddie Hubbard,  Smog Eyes de Ted Brown) y Tidal Breeze de Danko, más un tema del propio Sebastián, The Nobodies, que en nada desentona a la par de los citados.

Quien busque aquí expresiones de vanguardia se equivocó de disco. Es un trabajo que remite, desde su formación y su enfoque, a una época muy definida: el hard bop de los años 50, revisitado en este Happy Reunión con solvencia y buen gusto, por profesionales que saben lo que hacen.

El álbum, que no será editado en físico (sólo se encuentra disponible para escuchar y comprar en Bandcamp), fue grabado en una única sesión y sin ensayos en noviembre de 2019 en Buenos Aires, ocasión en la que los músicos norteamericanos que allí se cuentan, participaron de la edición del Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires. Buen debut discográfico para Sebastián Loíácono.

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Los pinos. Nico Said (Club del Disco)

No es poco lo que la escena del jazz conoce de Nicolás Said. Algunos recordarán su paso por el Octeto de Nico Sorín, con el que editó en 2008 el disco Cosmopolitan; y donde tiene un rol destacado en medio de los vientos escalandrunes de Martin Pantyrer y Gustavo Musso.

Otros no dejarán de tenerlo en cuenta como parte sustancial de Maz-Aki Taz-Aki, aquél singular cuarteto de breve pero fructífera vida que integró junto con Andrés Hayes. Julián Montauti y Hernán Rodríguez.

Pero lo cierto ahora es que en este año tan atípico, donde el streaming y la virtualidad conforman una preocupante nueva normalidad, Nico Said sale al ruedo con un trabajo muy personal, un puñado de temas propios y un disco que desde el título mismo: Los pinos, nos remite a paisajes y tiempos más felices.

En Los Pinos, junto con Patricio Carpossi en guitarra, Gonzalo Chayle en batería y Fernando Botti en bajo, más dos invitados, Juan Canosa en trombón y Pablo Casals en voz, Said recorre con sus temas todo un universo que abreva en el jazz, pero que también visita las geografías del rock o el reggae con idéntica entrega.

Así es Los Pinos. Un conjunto de ricas melodías, la rítmica que moviliza y un grupo de jóvenes talentos con su permanente juego sobre la improvisación; apostando por el buen disfrute de la música.

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Aura. Camila Nebbia (ears&eyes Récords)

El tercer álbum como líder de Camila Nebbia fue sin dudas uno de los lanzamientos más esperados del año. Quienes siguen a la joven saxofonista en sus presentaciones o en los numerosos proyectos que impulsa o interactúa, sabían que Aura era un secreto a voces entre la cofradía de la música creativa local.

La expectativa además no sólo giraba en torno a la propuesta temática, sino también al grupo con el que Camila proyectaba construir su proyecto. Ya se sabía que la formación no sería reducida. Que esta vez la inquieta personalidad de la saxofonista reclamaba una hermandad mayor. Un ensamble de improvisadores.

Y así se cristalizó. Junto a Camila se encolumnan con idéntica entrega y pasión  el talentoso Valentin Garvie en trompeta, Ingrid Feniger en saxo alto y clarinete bajo; Daniel Iván Bruno en trombón;  Damián Bolotín en violín, Violeta García en cello; el experimentado Juan Bayón en contrabajo, Mariano Sarra en piano y las baterías de Axel Filip y Omar Menendez.

La música de Aura es toda una apuesta al riesgo y la aventura. En cada tema las múltiples facetas de la música. Un complejo entramado de texturas y  ritmos entrelazados. Tensión y relax. Sutileza y explosión. Imposible quedar indiferente.

Y como si la música no fuera suficiente, una sección hablada muestra al grupo improvisando con un fragmento de la obra de Federico García Lorca «Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores».  “Siento la necesidad de agregar palabras habladas en mi trabajo, porque siempre estamos rodeados de ellas”, dice Camila, que tan bien se expresa sin ellas.

 

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