Danilo Pérez: «el jazz está en recuperación»

Con cuatro shows en solo piano en Bebop Club, el panameño Danilo Pérez regresa a Buenos Aires, con música nueva y renovados desafíos. «Vivimos en un periodo de globalización que no es perfecto, pero tiene cosas positivas. Y entre lo positivo está la mixtura, el cruce, la integración», dice.

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En 2015 Danilo Pérez llegaba a Buenos Aires para presentarse en un solo piano en el CCK de Buenos Aires. Casi 10 años después el panameño, con 12 discos a su nombre y una importante trayectoria internacional, regresa con el mismo formato al Bebop Club asumiendo nuevos desafíos. “Suelo viajar mucho por el mundo, pero me duele decir, que poco por Latinoamérica. Y eso me apena porque yo me siento muy comprometido con su música y sus músicos y estoy trabajando para que eso cambie”, dice en díálogo con Argentjazz.

Siempre activo en los primeros lugares de la escena internacional (por años fue parte esencial del cuarteto de Wayne Shorter, junto a John Patitucci y Brian Blade), Danilo ha producido discos esenciales como Journey, su segundo registro editado en 1994, donde promueve un relato sobre la esclavitud, Panamonk, el tercero, con su particular visión del universo monkiano o los más recientes Providencia, nominado al Grammy, o Crisalida (2022), donde el jazz se mixtura con los nuevos colores urbanos.

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¿Con una carrera tan extensa, con tantos discos como líder o como parte de otras formaciones, qué sigue alimentando tu pasión, tu dedicación a la música?

La búsqueda. La curiosidad. El querer aprender siempre. Una de las cosas en las que he estado experimentando es en el cruce entre lo indígena y lo afro. Me interesa mucho esa narrativa y estoy aprendiendo mucho de ella. Fijate: yo tenía un tema que se llama Descubrimiento del Océano Pacífico. Y los indígenas me dijeron: “¿Descubrimiento? ¡Eso ya lo descubrimos nosotros!!” Y es verdad. Entonces le cambié el nombre y puse Redescubrimiento. Eso es lo que me interesa. La sonoridad que estoy buscando. La conexión entre el blues, lo indígena y lo afro.

Últimamente tengo también una idea recurrente. Escribir canciones para personas que han sido importantes para mí en términos de conexión con Panamá y a través de la figura de la mujer. Ya escribí un tema para Ángela Davis , otro para Toni Morrison. Todo eso me sirve además para experimentar distintas cosas…

¿Por ejemplo cuáles?

Estoy pensando muy dimensional. Y eso me ayuda a crear otra manera de practicar. En el tema de Ángela, por ejemplo, creo una narrativa en la mano izquierda. Algo que tenga su emoción, su propio color. Y mientras la mano izquierda está haciendo algo puentilistico, la derecha se expande buscando diferentes modulaciones. Es como que una mano está en una métrica y la otra en una diferente. Una puede estar tocando algo romántico y la otra haciendo algo muy agresivo. Y así se va formando una estética diferente.

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Imagino que además de ser todo un desafío artístico, también tendrá una gran complejidad desde lo técnico…

Absolutamente. Y eso que dices es uno de los motivos por los que esto me tiene tan interesado. Desafiante desde ambos sentidos. Lo que me sucede es que en cada uno de estos temas en los que busco representar esta unión entre lo indígena y lo afro, encuentro que el piano no me es suficiente. Entonces busco el sonido también dentro del piano. Entre las cuerdas…

Toni Morrison tiene una novela que se titula Jazz, pero dudo que haya sido ese el motivo para dedicarle un tema?

No, claro. La elección pasó más por su novela Beloved. (Nota:  relata la historia de una esclava que encuentra la libertad, para descubrir que hay otras formas de esclavitud posibles). Allí busqué traducir estas sensaciones que tiene el personaje. Una mujer que piensa que el hecho que sus hijos vivan en este mundo es peor que si estuvieran muertos. Yo no quiero que el tema suene depresivo, pero tengo que hacerle frente a esa sensación. Una sensación que muchas mujeres lo han vivido en nuestros países; con el exilio, el racismo, las desapariciones.

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El texto está ambientando a mediados del siglo IXX. ¿Crees que esa problemática sigue siendo actual?   

Si, refleja muy bien el tiempo que estamos viviendo en Estados Unidos. El racismo, la intolerancia. Yo lo vivo a diario. Incluso me hice el ADN para confirmar si estas sensaciones que estoy teniendo son nuevas o ancestrales. Y me salió indígena 60% y africano 25%. Así que ves que nada de lo que yo estaba sintiendo era casual. Estaba en mi ADN.

Estas obras van a formar parte de tus shows en Buenos Aires

Al menos en parte. Otras, como las que he dedicado a Gabriela Mistral o Violeta Parra no serán posibles porque tienen cierto nivel de orquestación. Lo que sí quiero incluir aquí es un homenaje a Benny Golson.  Tengo un tema que se llama Gratitud, que está dedicado a quienes fueron mis mentores. Y allí está Benny. Y hay otro espacio dedicado a temas de Thelonious Monk…

Bueno, precisamente tu disco Panamonk, de 1996 y con tu propia mirada sobre Thelonious, es justamente una de tus obras más celebradas…

Si, la gente siempre me pide temas de Monk. Tengo ganas de hacer dos o tres temas, pero principalmente uno poco conocido que me gusta mucho, que es muy corredizo y se presta para desarrollar todas estas técnicas de las que hablábamos: Gallop´s Gallop. Nadie lo toca.

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Hablando de Panamonk. ¿Te molesta que aquel disco, el tercero de tu carrera, siga siendo un referente a pesar de toda tu obra posterior?

Para nada. Todos mis discos me representan. No reniego de ninguno, ni de los temas que están en cada uno de ellos. Recuerdo que en mi primer disco fui criticado por incluir Alfonsina y el mar. Me decían que por qué, que eso no era jazz. Varios años después todos hacen versiones de esta canción. Y me parece buenísimo porqué es un tema hermoso. Hay una historia bellísima. Hay armonía. Todo forma parte de la diversidad cultural y eso también se siente en el jazz.

Precisamente ¿cómo sintetizarías el presente del jazz?, actualmente atravesado por la diversidad, mixturado por las nuevas músicas urbanas.  

Creo que el jazz está en un proceso de recuperación. Dizzy Gillespie la tenía muy clara. Él decía que el futuro de esta música va a depender de la convocatoria internacional. Y fíjate también que cada período ha tenido su equivalente en la música. Hoy vivimos en un periodo de globalización que no es perfecto, claro, pero tiene cosas positivas. Y entre lo positivo está la mixtura, el cruce, la integración.

Hay colegas tuyos que aún hoy defienden a ultranza la “pureza” del jazz en contra la integración de la que hablas. La pregunta sería qué futuro tiene el jazz. ¿Si se estanca se muere?  

Yo no diría que se muere. Pero si perdería relevancia. El jazz deberá seguir siendo lo opuesto a la caverna capitalista en la que vivimos. Cómo la cultura en general. El arte siempre por sobre el simple comercio. Y en este sentido es esencial el rol de los artistas, para que mantengan viva su función social, para que no se desconecten de su entorno, del lugar al que pertenecen.

Danilo Pérez solopiano en Bebop

Martes 1 y miércoles 2 de octubre, dobles funciones, a las 20 y 22:30 en Bebop Club, Uriarte 1658 (CABA).

 

 

 

 

 

 

 

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