El cuarteto Dream Jazz, que lidera Osvaldo Brizuela, propone nueva vida a transitadas versiones del canon jazzero. Con distintos soportes sonoros, el grupo cordobés entrega una creativa y singular mirada sobre los clásicos, con especial destaque de Gabriela Beltramino en voces.
Para comenzar, “Dream Jazz” no es sólo un grupo de jazz. La agrupación cordobesa se define bien como un combo musical y visual que utiliza melodías clásicas del jazz tradicional intervenidas por procesadores de sonido e imagen en tiempo real.
Así la propuesta de “Dream Jazz” busca y consigue ampliar los límites, sumando nuevos soportes sonoros, en los que computadoras, tablets, joystick´s, samplers, procesadores de voces; propician una nueva estética y búsqueda. El desafío no es menor, pero el grupo liderado por Osvaldo Brizuela se muestra a la altura de la propuesta.
El disco, editado en formato digital, comprende cuatro temas emblemáticos del jazz moderno, todos ellos surgidos de la comedia musical. “My funny Valentine”, la famosa canción de Richard Rodgers de 1937, que inmortalizaran Chet Baker y Gerry Mulligan en los 50, regresa aquí, medio siglo después, con renovadas energías y la sugerente voz de Gabriela Beltramino en una propuesta minimalista.
Le sigue “My favorite things”, también de Rodgers, pero cuya sola mención remite a John Coltrane y su histórica versión de 1960. Aquí la historia es otra. Beltramino conduce la melodía en medio de un mar de efectos y hasta el eco de su propia voz, para llevarla a un paisaje de pequeños sonidos, como navegando a través de un sueño.
Completan el trabajo “Angel ejes” y su clima opresivo y una singular versión de seis minutos de “My foolish heart” de Victor Young, en la que “Dream Jazz” vuelve a ofrecer una lectura renovada en un tema tantas veces transitado.
Aquí, sobre la voz de Beltramino, Osvaldo Brizuela y Federico Gaumet introducen sus sonoridades, que por tramos parecen ir en direcciones opuestas a la lectura del tema, pero que sin embargo amplían su horizonte, tejiendo entramados que contribuyen para redondear un color único. Se suma a la propuesta Pablo Sosa Caba en arte visual en tiempo real.
Esto no es jazz, dirán los guardianes del orden. Pero eso que importa. Quién puede asegurar que “Dream Jazz” no crea música. Y de la buena, por ciento. Lo que ya es más que suficiente.
Para escuchar a Dream Jazz http://dreamjazz.bandcamp.com
Hermosa nota! Una mezcla de talentos entre los amigos de Dream Jazz y Fernando!
Aguante!