Lanzado a pleno en busca de una nueva sonoridad, Ernesto Jodos produjo un trabajo singular. “La mirada detenida”, el primer disco de su cuarteto, que incluye una destacada participación de Inti Sabev en clarinete. En los próximos días, “La mirada…” comienza a recorrer su propio camino entre Buenos Aires y Rosario.
El título deviene en paradoja. “La mirada detenida”, el último disco de Ernesto Jodos, habla precisamente de un músico inquieto, de esos que no se resignan a su zona de confort y buscan nuevas posibilidades expresivas. Junto a su nuevo cuarteto, que integran Inti Sabev en clarinete, Maxi Kirszner en contrabajo y Carto Brandán en batería, el pianista despliega aquí una música bella y profunda, asentada en una nueva sonoridad grupal plena de matices y colores.
Sin querer establecer un ranking ni algo por el estilo, los últimos trabajos son los que más me gustan en tu discografía. Creo que están entre los mejores…
Yo también creo lo mismo (Risas)…Me parece que los últimos discos van más en una dirección que yo tengo en la cabeza desde hace mucho, pero que no siempre lograba cristalizar. Por otra parte yo soy un músico que estudia todo el tiempo, un poco en pos de eso que hablamos.
¿Cómo surge la idea o la necesidad de sumar un clarinete a tu grupo, a tu música?
Yo siempre escuché mucha música con clarinete. Desde Jimmy Giuffre con Paul Bley, Marty Ehrlich, Michael Moore o Ben Goldberg, a quien descubrí aquí en Buenos Aires, cuando vino la primera vez con Myra Melford. Y a Inti lo conocía del Conservatorio y lo que pasó es que cuando comenzamos a hacer las primeras cosas con él, yo sentí que se me ordenó en la cabeza la sonoridad. Y desde allí trabajamos bastante. Tocamos mucho…repertorio mío, algunas cosas nuevas, otras no tanto. Hicimos conciertos enteros con música de otra gente, como (Thelonious) Monk, (Duke) Ellington. Junto con eso comenzó a aparecer la música especialmente compuesta para esta formación. Y allí se fue haciendo otro camino…
Leí por allí que no habías elegido a Inti sólo por una cuestión de color musical…
Claro. Por supuesto que hay una cuestión de instrumentación. Desde ya. Pero esto no quiere decir que hubiera estado bien con cualquiera que sepa tocar el clarinete. Con Inti se dan dos cuestiones. La primera es como toca, más allá de su instrumento. Y la segunda es que justo toca el clarinete, que es el instrumento que yo quería sumar. Acá hay muchos músicos que tocan el clarinete, a veces como un segundo instrumento después del saxo. Pero Inti es clarinetista full time y además está metido de lleno en esta música, en la improvisación…
¿Y qué dirías que sumó a tu música, a tu agrupación?
Liviandad. Liviandad en la música. Esto no es una crítica, pero la idea del solista con instrumento de viento al frente de la banda, con ese tipo de energía, no era lo que yo quería. El clarinete puede hacer eso por momentos, pero también puede hacer otras cosas. Con las dinámicas, con el espacio. Me encanta además como empasta con el piano. Además nos hace tocar a todos muy diferente, si bien yo entiendo al grupo como una formación que no es acústica, si no como un grupo electro-acústico.
¿Cómo sería eso?
Yo entiendo que el jazz desde los 60 es una música electro-acústica. El contrabajo sin amplificación no va a funcionar. Por la evolución que tuvo el rol del instrumento y por el cambio de seteo. Aquí la amplificación es bienvenida, porque al contrabajo se le piden más cosas. Más claridad en determinadas situaciones, que si no está amplificado no se lo va a escuchar. Y el clarinete también. Por eso lo pienso como algo electro-acústico. Incluso para que no se pierdan muchos aspectos relacionados con la escritura. O para que el baterista pueda tocar con cierto nivel de energía. A mi esa idea me funciona…
En el disco hay dos versiones de “La orilla de tu cielo”, en trío una vez y en dúo en la otra. ¿Qué te motivo a hacerlo así?
Es una cuestión práctica. Ese es un tema viejísimo. Lo tocamos en cuarteto. Y yo sentía que para un show en vivo estaba bien, pero para un disco estaba largo, pero que si lo acortábamos se ponía muy sonso. Entonces hicimos dos versiones, una en trío y otra con el clarinete, pero sin el bajo y la batería. Ya por entonces yo sabía que iba a usar las dos. Es un tema sencillo pero me gusta…
Pero suena distinto en las dos versiones…
Si claro. Cuando la melodía la toca Inti suena distinto. No solo por el sonido, sino porque él la interpreta de otra forma. Como te decía, es un tema viejísimo, que sin embargo toco seguido. Lo he hecho en piano solo, con los grupos y hasta en situaciones informales es parte del repertorio. Me gusta el carácter que tiene y no lo había grabado nunca.
Es una pena pero muchas veces ustedes siguen componiendo y dejan atrás temas interesantes, que no merecen olvidarse o que admitirían una nueva lectura…
Yo recurro a veces a temas ya grabados. “Perspectiva” está por ejemplo en dos discos. Pero creo que uno va dejando temas en el camino por la ambición de seguir haciendo cosas. La pregunta sería cuando parar de componer y comenzar a hacer lo que ya tenés…Vos fijate, el cancionero más importante de Monk está en el catálogo Blue Note. Prácticamente lo más importante está ahí, no lo que hizo en los últimos 15 o 20 años. Y hay también temas increíbles que no volvió a tocar nunca más o lo hizo muy pocas veces. Algo parecido podría decirse del cancionero de Bill Evans…Igual yo creo que allí hay también una cuestión técnica.
¿Qué sería cual?
A ver…si vos tenés temas que te dan una estructura armónica y formal para improvisar, cuantos más años, pasan más te los sabés. Por eso la gente toca standards. ¿Por qué Lee Konitz toca “Alone together”?… porque lo toca desde hace 70 años. Entonces lo que puede hacer con “Alone together” tiene que ver con los 70 años que el tipo tiene el tema adentro. Pero cuando escribís música donde la improvisación no tiene que ver con la estructura del tema, no vas a ganar nada tocándolo 20 años. Aunque también, como te decía, hay algo de ambición. Tenés grupo nuevo, vas a grabar un disco, entonces hacés música nueva.
¿Y cómo sos como compositor…tenés constancia en eso?
Escribo poco y lento. En una época escribía mucho y tiraba mucho. Ahora escribo poco y tiro poco. Me gusta mucho estudiar el piano. Tocar el piano en mi casa. Pero el escribir es algo que me aparece de a ratos. Yo siento que en estos últimos tres o cuatro años, el piano se me hizo muy importante. El piano con sus posibilidades. Por explorar, por limpiar gestos que no quería que estén en el momento de improvisar. En el momento de improvisar una situación muy placentera es no pensar. Pero hay muchas cosas que salen automáticamente. Y uno intenta que esas cosas no aparezcan. Y eso lleva un tiempo. Todo un trabajo, que yo hago en casa.
Volviendo al disco, recién hablabas del empaste con el clarinete . Eso es algo que surge de manera “natural” o es un recurso generado a partir del encuentro?
Es algo que me permite hacer cosas que en otra situación no podía, pero si quería hacer. Me permite evolucionar hacía un lugar al que yo quiero ir… básicamente eso.
De alguna manera –y si bien esto puede ser algo que no te inquiete- el clarinete también asume protagonismo aquí, muchas veces en desmedro del piano…
Es algo que no me preocupa. Yo he grabado dos discos de piano solo. Eso ya es bastante protagonismo. Pero cuando es el grupo, es el grupo. El sonido va por ahí. Igual entiendo lo que decís. Yo me acuerdo cuando saqué el primer disco del sexteto todos decían “el primer disco de un pianista en sexteto”. ¿Y qué problema hay?…en ese momento me interesaba lo qué podía escribir para esas voces y me costaba bastante saber que iba a hacer yo en el medio…
Pareciera ser una vieja costumbre muy arraigada en el jazz, eso de buscar siempre un “dueño” o un líder para el grupo.
Es una idea tradicional en el jazz. Siempre el grupo es de alguien. Es una mala costumbre, pero tiene sentido. Porque en el jazz (y extrañamente, porque es una música supuestamente muy democrática) siempre hay un líder. Creo que eso tiene que ver con dos cosas. Una con la manera cómo evolucionó la música, donde muchos de los cambios tienen que ver con alguien determinado que los llevó adelante, y la otra con el negocio. Antes sucedía que el negocio del jazz necesitaba un líder. Como decía Paul Bley, “la audiencia necesita que haya alguien que esté a cargo”. Hoy en día quizás ya no sea así…
Ernesto Jodos presenta “La mirada detenida”
BlueArt 2019
24 y 31 de mayo Thelonious Club
25 de mayo en el Parque España de Rosario
22 y 29 de junio Virasoro