Los dos últimos trabajos de Ramiro Flores, el jazzero Tauro y el personal ideario inspirado en las cartas del Tarot de Cuartito Eléctrico; evidencian la búsqueda de un músico inquieto e inconformista. Asentado en la propuesta del trío junto a Hernán Jacinto y Pablo González o al frente del conceptual combo con Sergio Wagner, Hernán Segret y Carto Brandán; Flores reafirma su entrega artística a través de una música que respira belleza y honestidad.
Las nuevas medidas de restricción impuestas por la pandemia del Covid obligaron a suspender la presentación conjunta de los últimos discos de Ramiro Flores. El saxofonista prometía una noche de doble disfrute en el escenario del palermitano Lucille con sus nuevos trabajos: Tauro, en formato de trío y Cuartito Eléctrico con una formación ampliada. Dos proyectos diferentes, dos sonoridades personales y una misma vocación. “Seguiremos haciendo esta música y otra nueva que vaya surgiendo, cuando se pueda y donde se pueda”, dice Ramiro.
Tuviste que resignar por el momento la presentación de tus discos. Ahora, si bien fueron grabados con un año de diferencia y con distintas formaciones ¿por qué querías mostrarlos en un único show?
Quería presentarlos juntos porque fueron las dos formaciones con las que estuve tocando estos dos o tres últimos años. Como se ve, son dos búsquedas distintas. Con el grupo Mapu, con el que sacamos Tauro sobre finales de abril, venimos tocando algunas composiciones nuevas y otras de discos anteriores. La idea es justamente esa. Tomar temas que nos gustan, que conocemos bien, e improvisar sobre ellos. Te diría que es una búsqueda más jazzística, donde la improvisación es central.
¿Y en el otro, Cuartito Eléctrico, que salió en diciembre del año pasado?
Acá el tratamiento es más compositivo. Los temas que fui trayendo los presenté en los ensayos y fuimos viendo entre todos como tocarla. Como darles forma, que tipo de sonoridad usar. Es un trabajo de búsqueda muy lindo. Además son temas inspirados en las cartas del Tarot, en el que cada uno tiene una especie de relato, de ideario.
Lo interesante también es ver como dos discos que salieron con poca distancia tienen lenguajes o formas de comunicar tan diferentes.
Eso es algo que pasa naturalmente. Simplemente ocurre. Es como cuando hablas con alguien. Con algunas personas lo hacés de una manera y tenés un lenguaje determinado. Y con otras cambias. No dejás de ser vos, pero no decís lo mismo ni de la misma manera. No ponés el mismo énfasis. Cambias los tonos, la forma de comunicarte. Con unos podés ser más serio, con otro ponés el acento en algo más divertido o hacés chistes. Lo mismo pasa al tocar. Se arman diferentes dinámicas. Y eso es lo que me gusta explorar. Por eso también me parece que está bueno presentar estos dos materiales juntos. Para mostrar justamente eso.
La pandemia y sus limitaciones no solo provocaron la cancelación de shows, sino también un cambio general de conductas. ¿Cómo lo viviste vos desde tu profesión?
La pandemia fue y es todo un desafío. Los músicos tuvimos que adaptarnos a una manera de trabajar muy distinta. No solo por la ausencia de los shows, sino también por todo lo que muchas veces no se ve. Nosotros estamos muy acostumbrados a trabajar juntos. Te juntas a componer, a probar nuevas cosas, a ensayar. Luego cuando hacés un disco también estás codo a codo en la elección de las tomas, la mezcla, la masterización, en pensar la música. Y todo eso ahora se hace muy difícil o directamente no se puede.
Vos sos un músico muy activo pero grabás poco a tu nombre. Tu primer disco, Flores fue editado por BAU en 2007. Y en los siguientes 14 años hiciste solo cuatro más, incluyendo estos dos más recientes…
Si, a mí los discos me tardan. Reconozco que no soy muy veloz en esto. Entre que compongo los temas, los organizo, los grabo y finalmente se editan, se cumple todo un proceso que no me lleva nunca menos de un año. Yo estoy convencido que ciertas cosas necesitan madurar, necesitan decantar. Hay decisiones que requieren tranquilidad. Que piden cierta calma…ver que temas van, que tomas van…muchas cosas.
Bueno, ahora disfrutaremos de estos dos recientes. ¿Cuál es la idea a partir de estos nuevos registros?
La idea es seguir con estos grupos. Haciendo esta música y otra nueva que vaya surgiendo. Y tocar cuando se pueda y donde se pueda. También voy a seguir tocando con otro grupo en el que estoy y que se llama 1444 WFC, con que hacemos temas nuevos y mucha improvisación.
¿Con quienes tenés ese grupo y qué significa el nombre, tan enigmático?
Allí estamos Ezequiel Cantero en guitarra, Joaquín Waiman en batería y yo en saxos. El nombre responde a que Ezequiel y Joaquín tenían un dúo que se llamaba 1444, y cuando me invitaron a tocar a mi le agregamos la letra inicial de cada uno de nuestros apellidos. Jugamos un poco con la idea de esos torneos de artes marciales, como el UFC y ese tipo de cosas.
Volviendo a tu discografía, cada uno de los discos tiene distintas formaciones. Algunos sin contrabajo, otros con trombón y saxo otros con saxo y trompeta, con o sin piano. ¿Eso está relacionado con el repertorio o responde a otras búsquedas?
A veces tiene que ver con el repertorio. Con los temas que van surgiendo. Es el caso de los primeros dos discos: Flores, en el que está Juan Canosa en trombón y Son dos, con Richard Nant en trompeta. Son dos discos de producción. Se grabaron y luego se laburó mucho en posproducción. Luego vino El jardín de Ordoñez, en el que la composición me llevó más para el lado eléctrico. En ese disco quería cambiar de sonoridad. Allí tenemos entonces guitarra eléctrica con Exequiel, bajo eléctrico con Hernán Segret y dos baterías, Tomás Sainz y Pablo González. A partir de ese disco yo empecé a pensar más en la sonoridad de los grupos que en la de los temas.
¿Es el concepto que aplicaste en estos dos últimos trabajos?
Sí. En Cuartito Eléctrico pensé justamente eso. Generalmente hay dos opciones. Tenés un puñado de temas y podés pensar que grupo armás para hacerlos. O bien, como hice ahora, tomás los temas y buscás hacerlos sonar en base al grupo que tenés. Son dos opciones válidas, pero como te digo yo preferí la segunda. En el caso de Tauro es exactamente lo mismo. Hay muchas maneras de encarar todo esto y creo que está bueno ir explorándolas todas.
Además el nivel de los músicos que convocás te permite justamente esa exploración, esos espacios de libertad…
Claro, esa es la gracia. A menos que uno escriba algo muy específico, lo bueno es dejar abierta la posibilidad de que cada uno de los músicos aporte lo suyo. Los músicos con los que a mí me gusta tocar son muy buenos improvisadores y a mí me encanta escucharlos. Así que allí está buena parte de lo lindo que tiene esta música.
Cuartito Eléctrico: Ramiro Flores, saxos, piano, y composición / Sergio Wagner, trompeta / Hernán Segret, bajo eléctrico / Carto Brandán, batería. Grabado en Estudio Insigno el 19 de diciembre de 2019. Producido por Ramiro Flores
Tauro: Ramiro Flores, saxo alto, soprano y trombón / Hernán Jacinto, teclados / Pablo González, batería. Grabado en Doctor F en noviembre de 2020