A pesar de que se conocen y valoran desde dos décadas, Rodrigo Domínguez y Valentín Garvie casi no habían compartido escenarios hasta hace poco tiempo atrás. El saxofonista con sus proyectos y el trompetista radicado en Alemania, tenían una deuda que el tiempo había acrecentado. La espera finalizó cuando -con Garvie ya afincado en la Argentina-, forman un nuevo grupo junto a tres jóvenes músicos marplatenses. El fruto de ese anhelo es Hormigombres, el disco en vivo que editó ICM. Del reencuentro y de los proyectos en este tiempo incierto dan cuenta Domínguez y Garvie en charla con Argentjazz.
Si bien se conocen desde hace mucho y tienen claras afinidades musicales, no han tocado mucho juntos ni tuvieron hasta aquí proyectos comunes. ¿Qué pasó en todo este tiempo?
Valentín Garvie.- Nos conocimos como parte de la Big Band del Jazz Club que estaba en el Paseo La Plaza a finales de los 90. Pero pasaron años sin volver a coincidir. Yo lo veía porque era un fan del Quinteto Urbano. Y si bien seguimos conectados, no volvimos a tocar juntos. Luego me fui a estudiar a Europa y me quedé allá. Nos reencontrábamos cada tanto cuando regresaba unos días a la Argentina, pero no tocábamos. Luego, Rodrigo pasó por Alemania y allí si pudimos organizar algunos shows. Por eso desde hace mucho teníamos ganas de encarar algo juntos, componiendo nuestra propia música, armando algo como lo que finalmente se dio.
Rodrigo Domínguez.- En realidad comenzamos a juntarnos más desde que Valen se radicó en Buenos Aires. Y cada vez que hablábamos o nos veíamos surgía la idea de tener algún proyecto en conjunto. Con música nuestra. Como se dio también que él estaba yendo siempre para Mar del Plata, tuvo la idea de juntarnos con Julián, Nicolás y Luciano. Yo también los conocía, pero nunca había tocado con ellos. Y eso fue lo que comenzamos a armar hará unos tres años. Hicimos shows, algunas giras, tocamos dos veces en el Festival de Mar del Plata. En aquel momento con un primer repertorio que pensamos en grabar, pero que finalmente no se dio. Luego, ya con nuevos temas, surgió esta posibilidad de hacer un show en el ECEM y coincidimos en que era una buena oportunidad para hacer el disco.
VG.- Me acuerdo que antes hicimos como una mini gira. Tocamos en La Plata primero y luego hicimos dos tocadas en Mardel. La de la grabación es una de esas. Por suerte el show para el que habíamos convocado al ingeniero de sonido salió muy lindo. Y eso nos permitió tener este registro en vivo.
¿La idea original fue grabar en vivo y no en estudio?
VG. La idea desde un comienzo fue esa. Siempre nos pareció a los dos que este grupo sonaba muy bien en vivo. En el escenario y con público siempre hay una energía muy especial. Y nosotros queríamos captar eso en la grabación. Yo estoy realmente muy contento de cómo quedó.
RD.– Yo también. Si bien nunca llegamos a grabar en estudio para ver qué pasaba, notábamos que en el vivo la música siempre iba para lugares diferentes. Siempre experimentábamos cosas nuevas. Creo que es una de las características del grupo. Entonces como ya teníamos experiencia en eso, de tantos shows hechos, nos pareció mejor aprovecharla y grabarnos en vivo.
Estos músicos, Julian Maliandi, Nicolás Pasetti y Luciano Monte, son de Mar del Plata y ya tienen experiencia de tocar entre ellos. De hecho integran el grupo Los Ponis. ¿La idea fue la de tener una base ya en funciones desde antes?
VG.- Bueno, Los Ponis es el grupo que hace la música de Julián, el guitarrista. Ellos van tocando en formaciones diversas. Básicamente son ocho o nueve músicos que están muy activos y participan de distintos proyectos, generalmente alrededor de la cooperativa ICM, Improvisación Colectiva en Mar del Plata. Es una movida muy interesante, con un sello propio, organizan el Festival de Jazz en la ciudad, publican libros y tienen la escuela ECEM, donde grabamos el disco. Digo todo esto para señalarte justamente eso: hay mucha química entre ellos, están muy habituados a tocar juntos y lo hacen desde hace años. Y nosotros nos aprovechamos de todo eso (Risas).
Comentaban recién que hubo un primer repertorio que no se grabó. ¿Qué diferencias hay entre aquellos temas y los que finalmente llegaron al disco?
RD.-Creo que este segundo repertorio es el que mejor le va a la formación. Aquellos temas también estaban buenos, pero creo que los actuales están mejor pensados para el grupo. Es experiencia. Uno va escuchando como suena todo, lo que hace cada uno, como se va construyendo lo grupal. Y eso te inspira a la hora de escribir.
Está muy presente la idea de que el grupo tiene repertorio propio, composiciones que crecen a la par de la formación. ¿Eso quiere decir que todos fueron escritos pensando en el quinteto o hay algunos que son anteriores?
VG.- Bueno, yo aporté tres temas aquí. Marplas lo escribí pensando en estos mismos pibes. Se los dediqué a ellos. Y si bien no sabía de antemano que integraría el repertorio, me di cuenta enseguida que podía andar bien. Otro tema es Lucho libre, que está escrito especialmente para esta formación. Busqué aprovechar la capacidad de swingear que tienen estos chicos. Pensé que teníamos que tener un tema en el cual eso estuviera presente. El tercero, Cross Fade, lo escribí en Alemania pero siempre supe que iba a funcionar muy bien acá.
RD.- En mi caso algunos están pensados para esta formación. Otros vienen de antes, pero fueron ganando su lugar en el repertorio. Por ejemplo el último tema del disco, Logic Duck, es de una formación que tenía hace muchos años con Sergio Verdinelli y Jerónimo Carmona. Es un tema con el que siempre sentí que faltaba algo. Me gustaba, pero sentía que no estaba del todo. Lo traje al grupo y de pronto apareció. Estaba todo ahí. Es algo extraño lo que pasa a veces con la música. Escribís algo y no te conforma. Y de pronto con otro contexto, con otra formación, cobra nueva vida.
¿Y puede haber explicación para eso o es algo misterioso?
RD.- Hay un poco de todo. En este caso yo le atribuyo gran parte al color de la trompeta píccolo que acá toca Valen, que me gusta mucho. Además de la manera en que él la toca. No hay mucha gente que la use acá. Le dio un color inesperado, además de la guitarra y la manera en que lo encararon los pibes. Todo eso terminó de armar el tema de una forma que me encantó. Le dio una especie de simpatía loca, que ya estaba implícita en el tema, pero que aquí se mostró y pudimos transmitirla.
A propósito de lo que comenta Rodrigo ¿qué características tiene la trompeta píccolo Valentín. Es similar a la pocket que tocaba Don Cherry?
VG.- No, es un instrumento diferente. Visualmente son similares, pero no son lo mismo. La pocket tiene la misma longitud que la trompeta normal, solo que está muy enrollada. En cambio la píccolo tiene la mitad de longitud y está una octava arriba. Tiene otro sonido, tiene un color muy particular.
Se advierte mucha impro en el disco, hasta pasajes lindantes con el free. ¿Cuál es la sensación de ustedes?
VG.- Se podría decir que sí. Hay solos largos por momentos. Yo creo que allí incide mucho el vivo. En el escenario a veces uno deja fluir la cosa…y eso produce muchos momentos libres. No sé si Rodrigo pensará lo mismo.
RD.- A mí me parece que todo eso está bastante balanceado a lo largo del disco. Y creo que es una de sus principales características. No es un trabajo completamente libre. Hay situaciones formales muy claras. Por momentos nos podemos separar de la forma y aun así estar todos juntos escuchando. Esa funcionalidad es muy importante. Hace que la música suene libre aunque tenga una forma. Una forma que está como por debajo, que le da la coherencia interna. También hay situaciones que son libres en cuanto al material, pero definidas en cuanto a lo conceptual.
VG.– Esto que dice Rodrigo es interesante. Creo que hay pocos temas en los que improvisamos completamente libre. En Cross fade hay momentos en que se abre, pero siempre está esa coherencia interna de la que habla él. Ese esqueleto que sostiene todo el andamiaje, que está presente y que creo que se escucha…
¿Cuál es el rol que ustedes pensaron para la guitarra al incluirla en el quinteto?
RD.- No pensamos una función general ni la definimos previamente. En los últimos años en el jazz los roles definidos de los instrumentos están cada vez más deconstruidos. En particular en el disco me parece que las funciones de los instrumentos van cambiando continuamente de acuerdo con las necesidades de cada tema. En alguno la guitarra puede acompañar o sostener la forma, siempre y cuando eso esté escrito así. Pero no necesariamente tiene que limitarse siempre a esa función.
VG.- Para mí fundamentalmente la inclusión de la guitarra aquí tiene que ver con el color. Le aporta colores a la música. Es como el líbero en el fútbol. Alguien que puede asumir distintos puestos de acuerdo con las situaciones del partido. Entonces le puede dar luz a la textura general o puede aportar solidez estructural y luego volver a disiparse y hacerse nebuloso. Además, y no es un dato menor, estos chicos están muy acostumbrados a intercambiar roles entre ellos, a escucharse entre ellos. Tienen mucho training.
¿Hay proyectos de continuar con este grupo una vez que recuperemos cierta normalidad y vuelvan los shows?
VG.- Ojalá, a mí me gustaría mucho. Estaría buenísimo. Siempre el desafío es organizarse, conseguir fechas. No es sencillo teniendo además el tema de los viajes. Dos de nosotros estamos en Buenos Aires y otros tres en Mar del Plata. Eso dificulta un poco todo, pero ojala podamos seguir tocando juntos. Es uno de los proyectos que más me gustan y te diría que volví a la Argentina por este tipo de cosas…
RD.- Yo coincido. Para mi este disco es como una marca. Yo creo mucho en los ciclos. Como olas. Cada cosa tiene su tiempo natural y si te pasás de largo, el proyecto se muere. Creo que en este grupo hubo un ciclo anterior. Ese ciclo tuvo su clímax pero no lo grabamos. Lo dejamos y lo retomamos casi un año después con la intención de grabarlo. Organizamos una gira y todo eso. Y para mí fue un poco como cuesta arriba, porque sentía que el ciclo estaba cumplido. Que habíamos completado aquella etapa sin poder grabarla. Pero todo cobró vida otra vez cuando tuvimos un nuevo repertorio. Una nueva ola. Ahora lo que siento es que necesitamos salir a tocarlo…ojalá se dé.
Hormigombres / Dominguez – Garvie – Maliandi – Pasetti – Monte / En vivo en ECEM
- Los Hormigombres (Rodrigo Dominguez) 09:54
- Marplas (Valentín Garvie) 06:38
- Lucho libre (Valentín Garvie) 12:42
- Intro Malvón 02:39
- Malvón (Rodrigo Dominguez) 06:54
- Verte trepar (Rodrigo Dominguez) 06:42
- Crossfade (Valentín Garvie) 03:21
- Logic Duck (Rodrigo Dominguez) 07:51
Rodrigo Domínguez saxo y composición / Valentín Garvie trompeta y composición / Julián Maliandi guitarra / Nicolás Pasetti contrabajo / Luciano Monte batería.
Grabado en vivo en ECEM (Espacio Colectivo de Enseñanza Musical) el 21 de Septiembre de 2019. Técnico de grabación, mezcla y master: Jorge Petta / Foto original de portada: Clara Maceira / Diseño: N. Santiñaque.