Con 70 años recién cumplidos, el pianista alemán Joachim Kühn mantiene viva una curiosidad más propia de un principiante que de un artista con miles de horas de escenario. Uno de sus últimos trabajos, “Moscow”, el disco a dúo con el joven saxo ruso Alexey Kruglov, vuelve a mostrar a un músico desafiante, de ideas renovadas.
Joachim Kühn, el primer músico en hacer free jazz en Alemania del Este, ha formado parte importante de las vanguardias europea y norteamericana. Ya desde su primera radicación en California en los años 70 o en el París de los 80, cuando participó de los proyectos de Don Cherry, Phil Woods, Michel Portal o Barre Philips.
Ya en plena madurez, se destacan sus discos a dúo con Ornette Coleman y Archie Shepp o el trabajo producido por su amigo Daniel Humair en el que acompañaba a Jerry Bergonzi.
En los últimos años, y cuando muchos de sus colegas ya se refugian en la comodidad de los laureles conseguidos, el inquieto señor Kühn acepta una invitación del Goethe Institut para organizar una serie de conciertos en Rusia.
Allí, el veterano pianista toma contacto con el joven saxofonista Alexey Kruglov de tan solo 34 años, a quien invita a participar en un par de temas durante un concierto.
Esta colaboración toma forma luego la forma de un disco, el notable ‘Moscow’, en el que Kühn y Kruglov muestran un entendimiento que no se condice con el poco tiempo que ambos músicos llevan tocando juntos.
Dueño de un sonido muy expresivo, sensible y de a ratos desgarrado, el saxo ruso levanta vuelo de la mano del experimentado Kühn, que aquí vuelve a demostrar su enorme capacidad. Kühn domina los tiempos a su antojo. Sabe perfectamente cuando su música debe acompañar o cuando llega el momento de asumir protagonismo y levantar vuelo con ideas que siempre se muestran innovadoras.
Equivocado está quien piense “Moscow” como el disco de un maestro y su alumno. Tambien quien plantee distancias generacionales, a pesar de que Kühn dobla en edad Kruglov. Se trata ni más ni menos que de dos notables músicos, lanzados a la aventura de la creación y con la belleza como único objetivo.
Sin duda uno de esos discos que premian cada escucha. Como si fuera la primera. Como si fuera la última.