Desde hace ya unos años Jorge Retamoza eligió el tango como medio expresivo y fue alejándose paulatinamente del jazz que había abrazado en sus comienzos. La obra de Astor Piazzolla fue el detonante de aquella decisión y sigue estando presente en los distintos discos que grabó al frente de sus propias agrupaciones y en los cientos de shows que dio a lo largo del mundo. Ahora Retamoza regresa con un proyecto ambicioso. Los “Seis estudios tanguísticos” que Piazzolla compuso en sus últimos años de vida, grabados en 2017 al frente de una orquesta alemana.
¿Qué conocés sobre el origen de estos “Seis estudios tanguisticos” de Piazzolla?
Es una obra que escribió para flauta. Es de 1989, 1990, una de las últimas cosas que escribió. Y como los métodos de estudios para saxo clásico están basados en libros de flauta, clarinete u oboe, porque son instrumentos mucho más antiguos, esta obra de Piazzolla tuvo mucha aceptación en general; pero explotó en el mundo académico del saxo clásico. Entonces el Conservatorio de París, para hacer la obra un poco más comercial, le pidió a Piazzolla que escribiera un acompañamiento de piano. Y él lo escribió con una diferencia de años entre una y otra obra.
¿Y lo grabó alguna vez?
No nunca lo grabó. Hay algunas versiones de los estudios en flauta o en clarinete, pero Piazzolla nunca lo grabó. Lo que si empezó a pasar es que algunos solistas de música académica que venían al país o alumnos que buscaban material para hacer su concierto de graduación, elegían esta obra.
¿Y vos cómo te interesaste por ella?
Me la pasó un flautista. Cuando esto cayó en mis manos era un momento en que yo estaba saliéndome un poco del jazz para comenzar a investigar el tango. Coincidió así. Es lo primero que comencé a estudiar cuando me decidí pasarme al tango. Y luego sucedió que cada vez que iba a tocar al exterior, siempre había algún músico que aparecía o me hablaba de los estudios de Piazzolla. Ellos lo tocaban pero lo hacían sin una comprensión total de lo que la obra significa. Yo por entonces ya lo tocaba a mi manera, intentándole dar un sentido más tanguero.
¿De qué manera llegas entonces a este disco?
Con los años fui probando distintas miradas sobre esta obra. Y en una de ellas tomé la parte del piano y armé una orquestación para cuerdas. La probé en distintos shows y caminó bien. Entonces lo hablé con Manfred Neuman. Yo había trabajado con él en Francia. Es un director muy creativo, muy responsable y teníamos muy buena relación. El me comentó que tenía una orquesta de una radio pública alemana y mostró interés en hacer esta obra. Yo por entonces había ganado un premio del Fondo Nacional de las Artes y me pareció que era una excelente oportunidad para invertir allí ese dinero.
Pero de la idea original a la concreción pasó mucho tiempo…
Unos ocho meses, por diferentes razones. Una de ellas es que las autoridades de la radio, cuando se enteran que es la primera vez que esta obra se iba a grabar con un saxofonista argentino y en formato de cámara, quisieron coproducirla. Entonces pusieron la sala, el maestro, la técnica y me permitieron filmar. Quedamos todos muy contentos. Luego de eso volví al país y armamos un concierto en la Usina del Arte con la Orquesta de Cámara del Congreso. Hubo muy buen onda con el director y con los músicos, así que los invité a grabar algunos temas para este disco.
Es una producción importante…
Es una producción grande para un artista independiente como yo. Pero bueno, en términos objetivos, casi la mitad estaba subvencionada y la otra mitad la fui peleando. Al estar en Alemania aproveche para hacer algunos conciertos en España y en Suecia y generar más ingresos para el disco. Yo estoy muy conforme con este trabajo, creo que es lo mejor que hice hasta aquí.
Sobre el final incluís “Veinte años después” y “Aire de Buenos Aires”, dos temas de “Reunión cumbre” el disco que Astor grabó con Gerry Mulligan en 1974 y que vos homenajeaste a 40 años de su edición. ¿Qué te sigue atrayendo de esa colaboración?
De alguna manera, para mí, tanto los seis estudios como “Reunión cumbre”, cierran de alguna manera el saxo en el vocabulario de tango manejado por Piazzolla. Por eso también incluí “Aire de Buenos Aires”, que no es de Piazzolla, es de Mulligan, quien creo que nunca volvió a tocarlo en su vida. Fue un poco por casualidad que hayan quedado. Estábamos haciendo unas sesiones para un video en Fort en 2014, donde ahora grabamos las sesiones del cuarteto que aparecen en este disco. Y el técnico me llama y me dice que el material quedó muy bueno. Por eso lo guardé y me pareció que ahora ameritaba incluirlo. Que respetan el espíritu del disco. Es casi un vivo, tocamos todos juntos y casi sin separación.
¿Luego de esta experiencia, de tu trabajo con una orquesta alemana, qué destacarías como relevante en estos músicos?
En la parte técnica son unos fenómenos y la parte humana es increíble. Fijate que la calidad del audio es excelente. Se grabó en la sala principal de conciertos y la orquesta suena realmente bien. Hay mucho compañerismo. No están haciendo un laburo ¿entendés? Están comprometidos con el trabajo, tienen placer en hacerlo, eso es muy importante.
Cuesta imaginar un alemán haciendo tango. Uno podría pensar que le falta pertenencia, que le falta “barrio”…
Si, te entiendo. Pero aquí el vocabulario es muy compresible. Yo creo que hoy en día la gente maneja un vocabulario de una musical mundial. Además hay una eficiencia en la ejecución de altísimo nivel. Inclusive pasa otra cosa interesante, y esto sucedió en la orquesta que está en el disco, es una formación alemana, pero a lo mejor sólo tres músicos son alemanes. El resto es de distintas partes del mundo, de Eslovenia, de Croacia, hay rusos, franceses….Quizás eso que vos marcás sea más evidente en un solista. Pasa con los músicos no españoles que quieren hacer flamenco y ni hablemos de los jazzeros.
¿Vos dirías que hoy el músico tiene una preparación mucho más global, más abarcativa?
Yo diría que la perfomance del músico ha subido mucho, mucho, en los últimos 15 años. Hoy hay gente en todo el mundo que puede hacer muy bien una música surgida en otra geografía. Vos pensá que la orquesta que me acompañó en este disco es de una pequeña provincia, Saarbrücken, al sur en el límite con Francia. No es ni Colonia, ni Frankfurt ni Hamburgo. Pero ves el lugar, la técnica y lo que hacen los tipos y te desmayás. Me regalaron los discos que edita la propia radio con la obra completa de compositores, por ejemplo las sinfonías de (Anton) Bruckner. Cuando terminé de escucharlos, de pronto aparecen los aplausos, entonces vos recién allí te das cuenta que era en vivo. Impresionante el nivel técnico.
¿Hay posibilidades de hacer este material en algún show en el país?
Si claro. Ahora el próximo 4 de agosto vamos a hacer algo en la Alianza Francesa de Palermo. Vamos a tocar con el cuarteto y vamos a tocar con un cuarteto de cuerdas. Así que algo de este material lo vamos a hacer allí. Ya lo hemos hecho en la Usina, como te decía y también en Rio Negro con la sinfónica provincial. Y estamos intentando llevarlo a otras provincias.
Vos estás cada vez más dedicado al tango y, por decirlo de alguna manera, más alejado del jazz, que fue tu origen como solista. ¿Extrañas algo de aquello que dejaste atrás?
A ver…si extraño el compañerismo del grupo, esta cosa de compinches que se da en los grupos de jazz. Pero desde el punto de vista musical o instrumental no extraño nada. El tango tiene mucho para aprender, para buscar. Es una música que tiene un canon tan potente como el jazz. Estoy contento allí. Pero el jazz me sigue gustando, escucho discos, estoy eal tanto de lo que pasa….sigo interesado en esa música.
Pero además tenés una mirada jazzera en lo que hacés…
Totalmente. Porque sigue estando esto de tener que resolver una situación musical con algo que no está escrito. Y esto es algo que se viene dando más ahora en la gente joven que hace tango y que tiene un control de los vocabularios. Y eso es muy importante para oxigenar. Hoy no hay líderes a quien seguir como antes, pero si hay un abanico de posibilidades para investigar, para profundizar…