La reseña ocupa un lugar destacado en la última edición de Down Beat. “Karen Souza tiene una voz que hace que cualquier canción suene como una confesión íntima”, dice el crítico Andy Newmann. “La voz de Karen es como un masaje”, enfatiza Tom Bones, ex líder de la banda de Saturday Night Live. “Velvet vault”, el cuarto y último disco de la cantante nacida en La Pampa, sigue ganando elogios en la escena internacional. “Yo canto así naturalmente. No miento disfrazando mi voz con algo ficticio. Busco la franqueza” dice Souza, recién llegada de su gira europea y próxima a completar el año en Estados Unidos y México.
Fotografía de apertura: Fernando Aceves
“Velvet Vault” es tu cuarto disco, pero el primero en que asumís la producción general. ¿Qué te impulsó a tomar esa decisión y cuál sentís que es el principal aporte que produjo ese cambio?
Todo se da de manera natural y esa es una de las grandes enseñanzas que me da la música. Me gustan todas las etapas y la producción en particular. Me gusta producir en general y estuve haciéndolo para otros proyectos independientes. Creo que ya era tiempo de estar literalmente más involucrada y que se me reconozca por eso, me fui acercando disco a disco cada vez más hasta este último, que estuvo totalmente en mis manos. Hoy me encuentro en un momento maduro de mi vida artística, esa puede ser la razón que me lleva a producir. Además, cómo te decía, disfruto mucho de la vida en el estudio. Lógicamente, cuanto más cerca mío esté el disco, más puedo transmitir, así que ha sido y creo que ya es, un proceso fundamental.
También es la primera vez que grabás a dúo y lo hacés con el cantante japonés Toku en “You got that something”. ¿Qué buscabas y que encontraste en esa colaboración?
Hacía tiempo que estaba buscando una voz masculina para hacer un dueto. Siempre me han gustado los duetos. De chica escuchaba «Duets” de Sinatra, recuerdo que ponía ese disco y la casa se tornaba una fiesta!!! Toku reunió las condiciones, todo lo que quería como “partener”. Al tener yo una voz grave, imaginaba una voz masculina a la vez más grave y con “sustancia” como digo yo, con “arena” como la mía. Él es un gran artista, no muy reconocido por nuestras latitudes y el complemento de sus dotes como trompetista lo volvieron un sí rotundo. Escribimos “You got that something” con mis amigos Pam Oland y Davy Nathan en NYC, en un frío invierno hace poco más de tres años, y estuvo esperando el momento de ver la luz hasta «Velvet». Es una canción que habla del primer encuentro amoroso, el denominado “flechazo”, la letra maneja una picardía e inocencia muy lindas.
Algo que caracteriza tu discografía, desde “Essentials” hasta “Velvet” es la variedad de géneros. Imagino que responde a tus gustos personales. ¿Pensás que de alguna manera el jazz es el que une esas distintas expresiones?
Exacto. Me crié en una ambiente muy musical y muy variado: mi madre con el rock psicodélico de los Beach Boys, el jazz de Sinatra y la bossa de Jobim. Y mi padre con la milonga y la chacarera, entre Mercedes Sosa, Atahualpa y Goyeneche, mezclado con mi impronta popera-grunge. Creo que de toda esa locura sale mi gusto personal: una mezcla de todo. Por eso cuando hablo de éste como uno más de mis proyectos es porque es tal cual. No me alcanza, artísticamente hablando, con un proyecto. Es así que sigo haciendo música electrónica como en mis inicios. Además tengo una banda garagera y participo en cuanto proyecto independiente me guste y me convoquen, como productora, corista, arregladora, etc. Por ejemplo, el primer y único tributo argentino a Syd Barrett, en el que participamos 21 bandas argentinas. Fue hermoso, hay mucho talento involucrado y eso me da orgullo. Volviendo a tu pregunta, como decís, el jazz hace posible que en un disco convivan standards de hace décadas con MGMT y nuestras propias canciones. El jazz es el nexo.
También el rock estuvo siempre presente en tu repertorio. Pero tus versiones son distintas a las originales. ¿Cómo elegís los temas y cuál sentís que es tu búsqueda y tu aporte?
La premisa fundamental es que la canción a versionar me guste, sino no puedo transmitir. Mi paso por la música se trata de pasión, de transmitir emociones y de una búsqueda de sensibilizar, de movilizar. En lo personal me gustan las emociones fuertes, y así son los artistas que me gustan. Calculá que mi banda preferida es Nirvana. Está visto que me mueve la contundencia. El virtuosismo o la habilidad no me generan nada. Por eso de muy chica decidí no estudiar música. No someter a la música a mi “filtro racional”, por el contrario dejarla librada al sentimiento…riesgoso, pero definitivamente más franco.
¿Y una vez que encontrás la canción?
La idea es, una vez que encontramos la canción, probar si le podemos dar algo nuevo, si la podemos homenajear. Si eso no sucede por más que me guste mucho la canción, la dejamos de lado, no hay capricho al respecto. Si cuadra, es momento de analizar qué “vestido” le queda mejor. Jazzero, más bossa, samba, blues…y a partir de allí se arma. La verdad es que es parecido al momento compositivo.
Es como crear sobre algo ya creado…
Si, es un momento bastante inconsciente; cuando te das cuenta ya tenés la nueva versión en tus manos. Como te decía, para mí y para los músicos con los que me ha tocado trabajar, la idea es rendir homenaje a cada una de las canciones que versionamos y volver a traerlas a escena. Me han pasado cosas variadas al respecto. Por ejemplo gente mayor que termina adorando nuestra versión de “Creep”, pero nunca escucharon a Radiohead. O gente muy joven que descubre clásicos de los 80s a través de nuestras versiones. Algunos hasta creen que son canciones nuestras o standards y tal vez terminan descubriendo al jazz de nuestra mano, que considero que es una forma más simple de entrar al género. En todos los casos es muy grato y satisfactorio saber que aportamos algo.
En “Velvet” hacés tu versión de “Valerie”. Es un riesgo lograr una versión personal de un tema emblemático de una intérprete como Amy Winehouse.
Fue algo curioso, nos encontramos con Robin Banerjee en Buenos Aires en medio de la producción de «Velvet» y juntos pensamos en que estaría bueno rendir un pequeño y simbólico homenaje a Amy. Ese fue el motor principal. Creo que está logrado y que la audiencia interpretó el cariño. Eso es lo más importante.
Siempre te has rodeado de músicos de distintas generaciones y nacionalidades. Sin duda la escena neoyorkina favorece eso, pero imagino que también allí hay una decisión tuya.
La escena neoyorquina ha sido y es plataforma del jazz. Creo que eso nos invita a rodearnos de sus músicos locales. «Velvet» fue grabado en Bogotá, Buenos Aires, Rio, Tokio y NYC. Eso es algo que se hace posible hoy día por las facilidades y el dinamismo que nos brinda esta era, que si tiene algo de bueno, es eso: las facilidades tecnológicas. Busco músicos conocedores del género, pero sensibles, como decía anteriormente.No hay distinción de nacionalidad o generación. Es más, cuanto más ecléctica sea la suma, mejor. Eso demuestra que la música une y está bueno que así sea.
Vuelve a estar aquí Richard Gottehrer en la producción de voces. ¿Cómo es tu trabajo con él y que sentís que aporta a tu propuesta?
Richard tiene gran carrera musical. Es un honor haber trabajado con él (y además muy divertido). La realidad es que yo no tengo ni tendré lo que denominan “coucheo”, simplemente porque no soy “instruible”, canto con el corazón y eso es todo. Es buenísimo porque Richard sabe eso, entonces nunca ha querido interferir, sólo aportó en casos en los que ambos sabíamos que podría expresarme más aún. Entonces coincidíamos en repetir la toma. Luego su aporte fue más que nada en la mezcla. Quiero mencionar además el gran trabajo de su ingeniero Alonso Vargas, él es una persona super perfeccionista y profesional y eso me encanta; como buena capricorniana la perfección me motiva sobremanera.
Es indudable que tenés un estilo propio que prevalece en cualquier género que hagas. Cálido, intimista, sin desbordes efectistas. ¿Es tu forma natural de cantar o es algo que te propusiste y trabajaste en ello?
Bueno, primero gracias por el cumplido. Como decía antes, sale así; de manera natural e inconsciente. Me produce un placer particular cantar. En este proyecto está claro que se recorren caminos suaves, sin demasiados sobresaltos, e intimista, como decías. Eso me produce una tranquilidad particular, como un estado de meditación. Lo recomiendo; recomiendo cantar, y particularmente cantar suave, como si le cantaras a un bebé…
Es una buena figura esa…
Además, le doy mucha importancia de manera natural a la interpretación (sea mia la canción, un standard o un cover, sin distinción) y creo que eso se termina sintiendo. Mis intérpretes preferidos son Mercedes Sosa y Frank Sinatra. Todavía quedo perpleja cada vez que me cruzo con algún video de ellos. No puedo sacarles los ojos de encima. Soy una apasionada de las letras también y a la hora de interpretarlas les doy esa importancia, me parece parte fundamental. Sobre todo cuando la letra es buena, me produce mucha emoción.
Si se busca un rasgo distintivo de tu último trabajo, a la luz de los tres anteriores, podría hablarse de madurez como signo determinante. ¿Cómo lo evaluás vos?
Exacto. “Velvet” data de una madurez lógica, tras varios años de escenario con este proyecto y es un reflejo justamente de lo que pasa en escena: una gran mezcla de todo tipo de canciones, covers, nuestras, standards; de épocas y estilos. La hazaña ha sido que todo eso conviva en un disco y creo que eso se logró. También considero que es el más intimo de los 4 discos, y eso si es un recurso artístico buscado. Quiero que mi voz se perciba cerca y tal cual es. Por eso particularmente mi voz no tiene casi edición y lo que termina sucediendo es que cuando la audiencia viene a vernos (luego de cada concierto me gusta salir a firmar discos y abrazarme con la gente) me dicen exactamente eso: que mi voz es tal cual como en los discos. Se sorprenden gratamente por eso y para mi es fundamental. No miento y no engaño disfrazando mi voz con algo ficticio. Todo lo contrario, busco la franqueza en todo.
Tenés entonces un disco reciente y venís de actuar en Europa. ¿Cuál es el lugar donde te sentís más plena, el estudio o el escenario?
Estuvimos en Tokio y Seúl en febrero y en Europa, Paris, Barcelona y Bologna hace un par de semanas. No sé si puedo elegir entre estudio o escenario, todo me gusta y disfruto de todo el proceso. Es verdad que hay dos puntos, justo los dos extremos que son los más emocionantes para mi: el primer momento, el compositivo, cuando de un momento a otro nace una nueva canción. Eso es mágico, una sensación única. Y también el último, cuando presentás esa canción en vivo y sentís lo que genera en la audiencia, es muy emocionante y sorprendente el efecto que puede causar. Pese a lo dicho hay algo particular que quiero destacar. Ya me ha pasado en varias oportunidades que me escribe gente a alguna red social o por mail (todo lo leo y lo contesto personalmente) y me cuentan que mi voz los ayudó o los ayuda en algo en especial.
¿En qué cosas por ejemplo?
Por ejemplo hace un tiempito me escribió un señor que había vivido una dolorosa tragedia familiar y que mi música lo ayudaba a conciliar el sueño o el caso de otra chica en Japón que se acercó y me dio una cartita en la que me agradecía porque ella sentía que yo la había ayudado a transitar un desamor. Ahí entendí todo. Entendí porqué hago lo que hago y porque elijo seguir haciéndolo. Se siente una profunda satisfacción el saber que podés ayudar a otro. Acompañar. Esta es sin duda, mi motivación principal, ahora que la descubrí.
¿Cómo sigue tu calendario? ¿Tenés previsto algún show en la Argentina?
Si bien es reciente mi último disco tengo la necesidad personal de escribir nuevo material, así que en junio regreso a Los Angeles a escribir canciones con mis amigos. Luego septiembre, octubre, noviembre regreso a México como todos los años desde hace ya cinco años a girar por el país. Tengo muchas ganas de volver a tocar en el interior de Argentina. De hecho está en mis planes, espero poder cumplirlo pronto.
Velvet Vault. Karen Souza
I Fall in Love Too Easily (3:46)
Don’t Let the Sun Go Down on Me (4:00)
I’m Beginning to See the Light (2:36)
Valerie (4:13)
I’m Not in Love (4:08)
You Got That Something (feat. Toku) (4:05)
In Between Days (3:22)
In the Blink of an Eye (3:44)
Walk on the Wild Side (3:16)
Angel Eyes (4:19)
Kids (3:12)