Hace años que Marcelo von Schultz es uno de los referentes de la libre improvisación en la Argentina. Músico inquieto y creativo, acredita una interesante experiencia de encuentros y grabaciones con Sam Nacht, Pablo Díaz, Cecilia Quinteros o Christoph Gallio, entre otros. Ahora desde el 2018 y junto a los saxofonistas Sofía Salvo y Gustavo Obligado, impulsa Motor, un trío de atípica formación que acaba de editar su primer disco en el sello Nendo Dango. «La libre improvisación no es un estilo, sino un modo de construir música», dice. Y allí está Motor para reafirmarlo.
¿Cómo fue el comienzo, la conformación de un trío tan atípico?
Fue a partir de un proyecto que empezamos con Juan Marco Litrica, un amigo que tiene un estudio en Morón. Charlando comenzamos a darle forma lo que sería luego la Orquesta Desvío, que juntaba en un mismo espacio improvisadores y compositores. Invitamos a participar a músicos a los que podría interesarles un proyecto así y entre ellos estaban Sofía Salvo y Gustavo Obligado. Ensayamos mucho y tuvimos algunos shows durante aquel año y el 2018. Allí comencé a ver que bien sonaban los dos juntos. Entonces les propuse una juntada para ver como funcionábamos como trío. Y así nació Motor. Al poco tiempo comenzamos a tener los primeros shows.
¿Y cómo llegaron al disco?
En principio era un proyecto a futuro. No lo pensábamos como algo inmediato. Pero Dante Frágola, del estudio Sale la Luna, que está en Boedo, le escribió a Sofi. Nos había escuchado en vivo, se había copado y nos ofreció unas horas en el estudio para grabar el material. Y allí fuimos.
¿Llevaron algo armado al estudio o fueron a improvisar todo?
Llevamos dos temas previamente pautados. Tofu, que es una composición de Sofía y La visión animal, que es mía. El resto es totalmente improvisado. De todas maneras creo que hay un concepto integral en el disco. Más allá de los temas en sí. No sé si pudiste escucharlo de esa manera.
Creo que se advierte una sonoridad de grupo en todos los temas. Un denominador común a lo largo de todo el trabajo…
Si…una identidad propia. Al menos nosotros lo escuchamos y es algo que nos sorprendió y nos gustó que haya pasado asi. Que sea tan evidente. Algo propio que trasciende y está presente en cada uno de los temas.
¿Y cómo llega la grabación a formar parte del catálogo de Nendo Dango, el sello de Pablo Díaz y Paula Shocron?
En principio tuvimos un ofrecimiento de Creative Sources, el sello de Portugal. Pero nos pedían que pagáramos los discos. Está bueno, porque te ofrecen un contexto, formás parte de un catálogo europeo. Pero era un número. Y entonces nos llama Pablo y nos ofrece hacerlo en Nendo Dango, que en ese momento había decidido abrir el sello a otros músicos. Eso nos cerró totalmente. El sello es conocido y está creciendo a la par de la movida. Y eso se nota en las juntadas y en los conciertos.
¿De qué manera advertís ese crecimiento, con qué características?
Porque no está solo limitado a jazz. En la música improvisada tenés gente que viene de todos lados. De todos los géneros o de diferentes espacios. Otros vienen obviamente del jazz, pero también del tango, de la música académica, de la música contemporánea o experimental. Para mí la música improvisada funciona como un espacio que contiene artistas de todos los ámbitos. Y eso me parece super interesante. Porque deja de lado los prejuicios que suele haber en otros espacios…
¿Qué prejuicios por ejemplo?
Y…si hacés jazz tradicional rechazás a los que hacen free. Si estás en la fusión pensás que los que hacen música clásica son fríos…cosas de ese estilo. Y a mí todo eso siempre me pareció una pavada. Quizás porque he tocado muchas músicas desde siempre. Y me gusta esa versatilidad. Y volviendo a lo que te decía, en la música improvisada no ves esos prejuicios. Hay una apertura mental y espiritual muy fuerte.
¿Y esa apertura incide de qué manera en la música que se produce?
Esa falta de prejuicios, de preconceptos está siempre en lo que producís. A mí me pasó varias veces de encontrarme con músicos y ponernos a hablar sobre lo que escuchábamos y de allí pasar a tocar juntos. Sin planteos, sin condicionamientos. Me pasó con Hernán Samá. No nos conocíamos pero coincidimos como espectadores en Una casa, en San Telmo. Charlando vimos que teníamos gustos en común y así nos hicimos amigos. Lo siguiente fue que decidimos formar un dúo. Con Cecilia (Quinteros) pasó algo similar. Simplemente nos juntamos a tocar. Sin decirnos nada. Súper abierto y arriesgado.
¿Y qué te pasó con Sofía y Gustavo, con los que formaste Motor?
Fue súper abierto. Pero lo que aquí sucedió también es otra cosa. Yo tengo 44 años. Gustavo anda por los 30 y Sofía tiene 25. Si bien no son tantos años de diferencia, si hay una distancia generacional importante. Estos chicos tienen otra concepción de la vida, te diría. Y de la música también. La forma de relacionarse, de trabajar. Muy libre. Muy motivador. Lo que te lleva también a no cuestionar lo que hace el otro. No criticar. Una confianza total hacia el otro.
Comentaste con Carlos Cerignale en Solo como perro malo, que ahora ellos están estudiando en Berlín. ¿Cómo es el futuro del grupo ante esta circunstancia?
Si, ellos están en Europa. Se fueron con un permiso que se llama Working Holiday. Y se quedan hasta marzo o abril del 2021. Lo que charlamos es que si ellos conseguían fechas yo viajaba para allá. Eso obviamente no se pudo dar por la pandemia. Pero seguimos en contacto, así que veremos cuando todo esto pase. La idea es continuar, estamos muy entusiasmados con eso. También tenemos un proyecto con Pablo Díaz de armar una red de cooperativa de músicos y sellos latinoamericanos, para difundir y ver la posibilidad de armar tocadas en toda la región. Todo eso por ahora está en pausa.
Decías de la riqueza de la música improvisada y como se nutre de artistas venidos de otros ámbitos. ¿Estamos hablando entonces de un estilo, de un género? ¿De qué hablamos cuando hablamos de libre improvisación?
A mi modo de ver es una forma de construir música. No un estilo musical en sí mismo. Es como la composición. Vos al componer construís música. Podes componer una cumbia, jazz o una obra contemporánea. Y cuando se llega a la libre improvisación, cada uno lo hace con su bagaje personal, con sus estudios, con sus estilos, con su historia y su cultura. Y lo pone todo arriba de la mesa y lo junta con lo que aportan los demás. Y entonces vemos como todo se resignifica. Como se replantea musicalmente. Es un trabajo enorme, pero de una riqueza total. Vez pasada leía una entrevista a Steve Noble, un baterista inglés, y él decía que a los 50 o 60 años se está recién empezando en la improvisación. Hablando, claro, de todo lo que requiere de trabajo interno y de todo lo que hiciste antes en tu vida para llegar allí…
Estás planteando una temática de mucho compromiso…
Totalmente. En todo esto una de las cosas que me resulta muy interesante, tanto como músico o como espectador, es sentir esa sensación de movimiento, de propósito. Allí es donde lo ligo con la composición. Todo eso que pasa cuando una impro es interesante. Hay veces que no sucede y no va a ningún lado. Pero cuando se da esa construcción melódica, rítmica, se llega a un espacio y luego a otro y así crece. Un trabajo creativo siempre en expansión, que a un mismo tiempo tiene el desafío de no repetirse. La libre improvisación siempre te tiene en jaque. Y eso es apasionante.
Motor. Motor. Nendo Dango, 2020
Sofía Salvo saxo barítono / Gustavo Obligado saxo alto / Marcelo von Schultz batería
La visión animal 05:43
Lotus 05:54
Chispa 01:41
Tofu 08:15
Acertar ¿qué juego es este? 04:26
Granada 08:39
Todos los tracks son improvisaciones, excepto Tofu de Sofía Salvo y La visión animal, de Marcelo von Schultz. Grabado por Dante Frágola, en Estudio Sale la Luna, Boedo, Buenos Aires, June 2019 / Mezcla Dante Frágola / Masterizado Carlos Quebrada / Arte de tapa Leo Cullari.
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