El International Jazz Meeting que comienza en Thelonious y cinco shows en Bebop, uno como parte del combo de su hermano Sebastián y los otros cuatro junto al norteamericano Russel Malone, confirman el auspicioso presente de Mariano Loiácono, quien en febrero partirá a Estados Unidos a grabar su nuevo disco.
Fotografías Laura Tenenbaum.
Mariano Loiácono dibuja su futuro inmediato con una proyección que pareciera remitir a otro presente. Este miércoles participará del International Jazz Meeting en Thelonious Club, el jueves 1 de febrero estará en el escenario del Bebop como parte del cuarteto de su hermano Sebastián y el 11 y 12 otra vez en el local de la palermitana Uriarte, ahora en doble función junto al guitarrista norteamericano Russel Malone en su nueva visita a Buenos Aires. Semanas después lo espera un viaje a Nueva York, convocado por el músico y productor Willie Jones, para grabar un disco propio en su sello.
Con Russel Malone vas a tocar nuevamente en Bebop y en formación de quinteto. ¿Tiene algo especial para vos esa formación?
Vos sabes que la mayor parte de los grupos que le dieron vida al Bebop y al Hardbop fueron quintetos. Me identifico mucho con eso. Me acostumbré a esa sonoridad. He tocado en tríos, hice dúos hermosos con Ernesto (Jodos) y con Adrián (Iaies), pero el quinteto es una formación en la que me gusta mucho expresarme, en la que me siento muy a gusto tocando con alguien al lado y con una sección rítmica, que esta vez con Malone, además de piano tendrá guitarra.
¿Tiene alguna influencia en esto la cantidad de músicos norteamericanos con los que tocaste en los últimos años?
Absolutamente. En estos últimos años tuve la suerte de tocar con gente muy importante. No solo acá en Buenos Aires. Tuve la oportunidad de ir a Estados Unidos y tocar con ellos en los clubes donde actúan habitualmente. Ver como graban, como trabajan, como se relacionan. Como viven esta música. Pienso en Gary Bartz, un tremendo músico que tocó con Miles Davis. Allá pude conocerlo y charlar con él. Y luego de eso volvés a escuchar su música y encontrás detalles, cosas que antes se te habían pasado. Y lo mismo me pasó con Robin Eubanks .
Eubanks estuvo precedido por muchos otros que vinieron a Bebop a través de tu mediación. ¿Cuándo y cómo surgió esa posibilidad?
El primero en venir fue Vincent Herring en 2016. Por esos años yo iba a Nueva York una vez por año a estudiar y me quedaba más o menos un mes. En aquel año el que viajó fue mi hermano Sebastián, que fue a estudiar con Vincent. Allí surgió la idea de invitarlo para dar clases y que toque con músicos de acá. Se lo propusimos y aceptó. Lo llevamos a la Usina del Arte como parte del Festival de Jazz y con su propio grupo: Anthony Wonsey en piano, David Williams en contrabajo y Willie Jones en batería. Luego Herring se quedó unos días más y tocó con mi grupo. Ese fue el comienzo. Al año siguiente vino David Williams al Festival de Buenos Aires y al de Tucumán y en 2018, trajimos a Sheila Jordan, ya por fuera del ámbito del gobierno de la ciudad, para tocar en Thelonious con mi quinteto.
Ese año conociste Antonio Hart, que luego tuvo un rol importante en esta movida.
Si. Con Antonio tocamos por primera vez en el Bebop, por entonces en la calle Moreno y luego con la big band en el CCK. Allí Aldo, el dueño de Bebop, se entusiasma con la posibilidad de traer esta gente. Los shows con Antonio habían estado buenísimos y los dos coincidíamos que la llegada de esta clase de artistas iba a servir para darle impulso a la escena. No solo para el público en general, sino también para los estudiantes, que pueden escuchar en vivo esta clase de músicos e incluso tomar alguna clase con ellos sin necesidad de irse a Nueva York.
¿Te interesan las dos posibilidades por igual: el músico con su propia banda, como en el caso de Herring y la integración con músicos locales, como sucedió con Hart?
Totalmente. Cuando el músico trae su propia banda tenés un show muy especial. Porque ves un grupo con una sonoridad armada, como pasó con Carl Allen, Anthony Wosney o Willie Jones. Pero cuando vienen solos y tocan con músicos locales, como hicimos con Russell Malone, Cyrus Chestnut, Robin Eubanks, George Garzone, Mary Stalling, Eve Cornelious o Steve Davis, también es interesante, porque el compartir escenario con esas figuras ayuda a formar la escena local. Es lo que pasó en Europa en los 60 y 70, cuando iban a tocar los músicos norteamericanos (que en muchos casos se quedaron a vivir allá) y contribuyeron a formar la escena que conocemos hoy.
¿Ellos vienen sabiendo la situación argentina y el esfuerzo que demanda su visita?
Absolutamente. La verdad es que todos han tenido la mejor predisposición. Yo les comento cuál es la realidad económica, pero también les digo qué si bien aquí van a cobrar menos de lo que suelen cobrar en otros lugares, se les va a pagar seguro. Porque a todos les ha pasado de ir a tocar en otro país y que no les pagaran. Recuerdo que Vincent Herring dudaba por esto. Entonces le dije que se quedara tranquilo que iba a cobrar así yo tuviera que vender la trompeta para pagarle. Vino y no hubo ningún problema. Y lo mismo pasó con todos los que vinieron después.
Imagino que sos como una garantía para ellos.
Ahora sí. Pero en un principio no me conocían. Las primeras veces hice el contacto por las mías, tratando de convocarlos. Luego, cuando ya algunos habían venido, había referencias. Se comunicaban entre ellos o me sugerían traer a uno u otro. Como Antonio Hart, quien me sugirió muchos nombres y me dio contactos. Robin Eubanks, por ejemplo, vino a través de Antonio.
¿Vos no lo hubieras convocado por las tuyas?
No hubiera podido. Robin estuvo 15 años en la banda de Dave Holland y cobra cachés altísimos. Cuando Antonio me lo sugirió me pareció una locura. Pero me dijo que él le iba a hablar. Y un día Robin me llama a mi casa y me dice que habló con Antonio y quiere venir a la Argentina. Y yo le dije la verdad. Vamos a darte todo lo más que podamos, pero sin hacer locuras. Y ellos lo entienden. Traerlos es un esfuerzo y todos ponemos nuestra parte. Yo los voy a buscar al aeropuerto con mi auto, los llevo al hotel, estoy con ellos más allá del show. Lo hago porque me gusta, pero también porque pienso que la parte humana es importante y que luego tiene su correlato en la música. Para mí es como si fuese un amigo y en muchos casos terminó siéndolo.
¿Esto fue así también con los shows de Christian Scott y Joshua Redman?
No, eso es diferente. Es un acuerdo entre Bebop y la productora que tiene a los artistas de Blue Note. Hasta aquí el sello tenía un local en San Pablo y ahora abrieron uno en Rio de Janeiro. Entonces los trajeron para tocar en los dos locales y aprovechan para presentarlos en otras ciudades. Por eso no es tan caro para los otros clubes. Los pasajes ya están pagos por el sello y los cachés son más bajos porque ya están en la región. De no ser así hubiera sido imposible pagar un show de esas características.
¿Hablás con ellos sobre la reacción del público argentino?
Se quedan encantados. Les gusta el lugar y el público los enloquece. No lo pueden creer. La calidez de la gente, que hace fila para sacarse fotos con ellos, para charlar. Hay gente que hasta les regala cosas. Benny Green no podía creer el trato y el respeto de la gente. Suma también que un club de jazz es distinto a un teatro. Hay otra cercanía con el artista. Es más íntimo. Y acá la gente es tan demostrativa que los sorprende. No te olvides que muchos de ellos la han pasado muy mal en su propio país.
En 2019 grabaste Vibrations en Nueva York y con músicos locales: George Garzone, David “Happy” Willams, Rudy Royston y Anthony Wonsey. ¿No pensaste en repetir la experiencia a la luz de lo cosechado en estos años?
Bueno, en febrero voy a grabar un disco a mi nombre invitado por Willie Jones, para su propio sello. Es algo que me propuso cuanto tocamos en Buenos Aires y que me confirmó luego en una charla telefónica. Willie es productor también. Recientemente trabajó para Blue Engine Records en una grabación inédita de Roy Hargrove: The Love Suite: In Mahogany, Live from Jazz at Lincoln Center, que fue editada el año pasado. Así que volveré a hablar con él para ir concretando los detalles y poder viajar en febrero.
Decías que durante años pasabas un mes en Estados Unidos estudiando con estos maestros. ¿Nunca se te cruzó la idea de quedarte y probar suerte allá?
Si, lo pensé, pero nunca estuve muy seguro de hacerlo. No en cuanto a lo musical. Allí no tendría dudas para decidirme, pero si desde lo personal. Soy de estar muy cerca de mis afectos, mi familia, mis amigos. Y siempre está la idea de querer aprender más, de querer progresar. Pero nunca estoy lo suficientemente decidido como para dar ese paso tan importante.
Agenda de Mariano Loiácono
31 de enero International Jazz Meeting, 22:30 hs. Thelonious Club.
Tickets en: https://bue.tickethoy.com/…/international-jazz-meeting…
1 de febrero. Sebastián Loiácono Quartet, 20 hs. Bebop Club.
Sebastián Loiacono, saxo tenor / Mariano Loiacono, trompeta / Mauricio Dawid, contrabajo / Roberto Giaquinto, batería
11 y 12 de febrero, con Russel Malone Quinteto, cada día en doble función.
Russell Malone, guitarra / Mariano Loiacono, trompeta / Pablo Raposo, piano / Mauricio Dawid, contrabajo / Juan Chiavasa, batería / Invitado: Sebastián Loiacono, saxo tenor
Tickets en https://www.passline.com/sitio/bebop-club