Melissa Aldana. «La música es sanadora»

«Sentí que tenía mucho que decir debido a todas las experiencias que tuve durante 2020, cuando la pandemia me golpeó y toqué fondo”, dice Melissa Aldana y no se refugia en excusas. Directa y sin rodeos, la saxofonista chilena detalla el origen de su último registro 12 stars, el primero como líder para el histórico sello Blue Note.

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Con 33 años, Melissa Aldana ya sentó base en Brooklyn y forma parte de la nueva generación de intérpretes del país del norte, con un reconocimiento internacional que le permitió obtener nominaciones a los premios Grammy y ser convocada por las figuras más destacadas de la escena mundial.

Armaste tu último disco, 12 stars, durante el comienzo de la pandemia. ¿Cómo fue todo ese proceso?

El disco lo escribí en momentos de crisis. Entendí que no había mejor manera que expresar todo lo que me pasaba que con música. Los temores, las sensaciones, todo eso. Para mí el disco es un reflejo de todo lo que me pasó en aquel momento.

¿Cuándo hablás de crisis te referís a lo que nos pasó a todos en pandemia o incluís allí temas personales?

De los dos. El tiempo de la pandemia también significó para mí un momento de crisis personal. Fue cuando me divorcié y atravesé esos procesos que nos conectan a todos. Por entonces comencé a transitar los 30 y es cuando empiezas a darte cuenta quien eres. Comienzas a definirte como adulto, entiendes tus traumas familiares. Es inevitable. Y allí surgió 12 stars.

Melissa Aldana

En algún momento señalaste también la influencia del Tarot en estas composiciones 

Si, totalmente. En estos momentos de crisis comencé a estudiar el Tarot. Y al tiempo que profundizaba me di cuenta que, además de su parte adivinatoria, me interesaba mucho su historia. Me fasciné con eso. Y descubrí que el proceso descripto en el Tarot es el mismo con el que todos lidiamos a lo largo de nuestro viaje en la tierra. Tiene que ver con el proceso de evolución del alma. Cada uno de nosotros tiene una Cara Mayor que la representa, con lo positivo y lo negativo. La mía es la tercera, que es la emperatriz. Y la emperatriz tiene una corona con 12 estrellas. Eso es lo que me representa a mí. Y por eso llamé así a este disco.

Teniendo en cuenta que no es sencillo distanciarse, ser objetivo con la propia creatividad ¿qué sentís ahora, cuando lo escuchás?

Es como lo decís. Es difícil tomar distancia de lo que uno hace. Yo no me obsesiono con los discos. Los escucho más que nada para saber qué tengo que mejorar.  Pero más allá de eso, siempre estoy estudiando, escribiendo o tratando de aprender algo nuevo. Eso es un proceso continuo para mí. Y en ese contexto, el disco es solo la representación de un momento. De lo mejor que pude hacer en ese tiempo. Entonces cuando lo escucho tiempo después, siento que ya soy otra persona. Y el disco pasa a ser un recordatorio de donde estaba musicalmente y emocionalmente cuando lo grabé.

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Más allá de la distancia y la evolución, pareciera ser un disco especial para vos desde lo íntimo, lo personal. 

Este es un álbum realmente importante para mí. Sentí que tenía mucho que decir debido a todas aquellas experiencias y del proceso personal que pasé, ahora me siento más conectada conmigo misma y con mis propias imperfecciones, y descubrí que eso mismo me sucede con la música. Abrazar todo lo que escucho, todo lo que toco, incluso los errores, es más significativo que la perfección.

¿Estás proyectando un nuevo trabajo? 

Tengo un disco en preparación, que también saldrá por Blue Note. Son casi todos temas míos y como en el anterior cuenta con arreglos de Lage Lund. Es un disco que también habla de un proceso personal. Pero del proceso en el que estoy ahora, que tiene que ver con que muchas de las respuestas que siempre busqué afuera, están en la Melissa sabía que está dentro mío. Hablan de ese profeta que vive dentro de uno; que es el inconsciente, que sabe lo que está pasando y sabe hacia dónde tienes que ir; y de aprender a escucharlo. El disco habla de eso.

Decías que tanto 12 stars como tu próximo disco responden a procesos íntimos, personales. ¿Inscribís en la misma búsqueda a Visions, tu trabajo del 2019, previo a la pandemia?

Absolutamente. Aquel fue un periodo en el que me interesé mucho en la vida y la obra de Frida Kahlo. Y comencé a entender que cada uno en su arte es un reflejo de su proceso personal. Fue un momento en que comencé a hacer terapia y a conocerme un poco más. Vengo de una infancia nada fácil, de una sociedad muy particular. Entonces, de una manera u otra, siento que mis discos siempre van a reflejar estos procesos de cambio, de aprendizaje, de crecimiento, a veces tan dolorosos.

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Hace años que vivís en Nueva York. Imagino que no habrá sido una decisión fácil y que tampoco habrá sido sencillo insertarse y ser parte de la escena.

Para nada. Creo que venir aquí fue una decisión inconsciente. Una manera de escapar de lo que me agobiaba y ser yo misma. Recién ahora soy consciente de esto. Al inicio estaba en modo sobrevivencia. Recién después supe de la responsabilidad que significa ser músico. De estudiar esta música. De conocer su historia.  Yo empecé de cero y tuve la suerte que me ayudara mucha gente. De que mi padre me inculcara la disciplina del estudio. Pero también pasé por eso de tocar en bares por unos pocos dólares hasta las cuatro de la mañana o vivir por años en un sofá cama. Fueron años muy duros, muy difíciles. Porque acá no alcanza solo con tocar bien. Pero creo que todo es parte del proceso. De lo que tenía que pasar.

Decís que no alcanza sólo con tocar bien. ¿Qué otras cualidades se requieren entonces?  

Es que aquí hay mucha gente que toca bien. Es una escena muy heavy y es complicado ganarse un espacio. Creo que hay que armarse en muchos aspectos. Tener una visión clara de lo que se quiere hacer y estar preparada para cuando llegue la oportunidad. Yo estudié mucho y luego tuve la suerte de ganar el Concurso Internacional de Jazz Thelonious Monk, en el que mi padre había sido semifinalista hace muchos años. Fui la primera mujer en ganarlo y la primera sudamericana. Todo eso me dio un impulso importante.

Hablamos de crisis y tiempos difíciles. De aprendizajes y crecimiento. Recuerdo que el pianista Horace Silver decía que la música es sanadora. ¿Sentíste algo similar en estos años?

Totalmente. Ahora, de grande, por fin entiendo por qué estoy tan apegada a la música. Por qué toco saxo. Cuando era más chica pensaba que tocaba música sólo porqué me gustaba. Ahora entiendo que hay una conexión mucho más profunda. Sé que la música ha sido mi manera de sobrevivir. Hoy es mi propósito. Es la manera de estar conectada conmigo y con todo lo que me rodea. Yo quiero sentir cada vez que toco. Quiero liberarme cada vez que toco. Por supuesto que la música es sanadora. Que otra cosa podría ser.

Melissa Aldana disco

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