Leo Genovese, Mariano Otero, Sergio Verdinelli. Tres nombres que sintetizan lo mucho y bueno que produce el género en la Argentina, regresan con nueva música al escenario del palermitano Bebop. El 27, 28 y 30 y en doble función, el singular arte del Trio Sin Tiempo decreta que ya es tiempo de jazz.
Fotografías Laura Tenenbaum
Regresan a Bebop meses después de la última presentación y lo hacen nada menos que con seis shows. ¿Tienen material nuevo para este regreso?
Mariano Otero.- Si, va a haber material nuevo. Tenemos muchos temas que la gente no conoce. Pensá que además de los dos discos que ya editados, tenemos dos discos más, ya grabados que todavía no editamos y otros dos aún sin mezclar. Esa demora en la edición es responsabilidad mía, porque me voy cargando de cosas, y sin querer voy postergando lo que hicimos con los chicos.
Sergio Verdinelli.- También es responsabilidad nuestra. Delegamos esas cosas en Mariano, porque es el que tiene un estudio y además tiene una “oreja” muy especial. A nosotros nos gusta que nos grabe él, que sea también quien haga la mezcla. Y como además de músico es productor, y lo hace todo bien, es por eso también que se le junta mucho trabajo y las cosas se demoran. Hay mucho material inédito, incluso cosas eléctricas que hicimos con teclados…
Con dos discos editados y otros cuatro grabados que todavía no salieron ¿cómo se define el repertorio para un show?
Leo Genovese.- Se revuelve la carpeta. Hay temas que son más “titulares” que otros. Que intentamos que estén siempre. Hay otros que hacen “banco” pero puedan salir a jugar en cualquier momento y algunos que ya están retirados, pero quien te dice que no puedan volver una noche cualquiera en algún lugar…
Más allá de la metáfora futbolera ¿ensayan esos temas, los nuevos y los que están casi retirados?
MO.- Ensayamos lo que necesitamos ensayar. Somos muy respetuosos de los tiempos de cada uno de nosotros y al mismo tiempo tenemos conciencia de lo que hacemos cuando estamos juntos. Por eso siempre buscamos coordinar las cosas para que estemos los tres en sintonía. Siempre hay uno que quiere ensayar más que otro. Y lo resolvemos entre los tres. Pero siempre en la medida necesaria para que luego, ya en el show, podamos tocar contentos.
Leo vive en Estados Unidos y ustedes dos son muy demandados acá. Imagino que el Sin tiempo que nombra al grupo refiere a esa escasez. ¿Cómo manejan esto de verse una vez por año?
SV.- Y el grupo ya tiene esa dinámica. Por suerte Leo viene a visitarnos una vez por año y eso es fundamental. Creo que es un tiempo de calidad…y tratamos de aprovecharlo.
LG.- Si y siempre tenemos pedidos de amigos para que hagamos más shows. Pero es verdad que nos resulta imposible si nos vemos poco. En Bebop estuvimos en diciembre pasado. Volvimos, creo que en marzo, después de una gira que hicimos por el interior y ahora estamos regresando con seis shows. Tres noches en función doble. Va estar muy bueno.
El trio tiene muchos seguidores, algo que pasa aquí con muy pocos grupos y que excede al jazz, generalmente un ámbito con un público fiel pero escaso.
MO.- Puede ser. Pero el jazz fue siempre una cuestión de gheto. De espacios chicos. Recuerdo haber ido a un show de un músico importante en Nueva York y yo era su único público. Estaba solo yo. Si eso pasa en lugares históricos de Nueva York y con músicos históricos, qué podés esperar para el resto….
Pero ustedes tienen seis funciones en Bebop y con música original…
MO.- Pero es gente que ya nos conoce. Que sabe de la importancia y la trayectoria de Leo y que va a verlo de por sí, más allá de la música que esté haciendo en ese momento. Pero eso no pasa con todos. El dueño de un local busca ir a lo que es más o menos seguro. Es así y es comprensible. Por eso para un joven que todavía no se hizo un nombre y toca una música que camina por los márgenes es muy difícil tener un lugar…
LG.- Por suerte esa tendencia que marca Mariano fue cambiando en los tiempos pos-pandemia. Los locales de jazz volvieron a tener mucho público en Nueva York, quizás como respuesta al encierro por el Covid. Pero lo cierto es que se está notando progresivamente un regreso del público a los locales y esa afluencia hace que surjan propuestas cada vez más interesantes. Ojalá siga así.
¿De qué manera incide en la propuesta artística una mayor o menor asistencia de público?
MO.- Es que si no hay público se limita también la propuesta. Yo te pregunto: Si vos sos dueño de un lugar pequeño, con una enorme necesidad de vender entradas para subsistir ¿cuánto lugar le vas a dar a la experimentación? Por eso para los músicos nunca hay demasiado margen para inventar nada. Para probar cosas diferentes.
¿Y esto fue siempre así?
MO.- No tanto. Cuando nosotros empezamos a tocar en los locales, 2001, 2002, me acuerdo de haber ido a Thelonious y hacer música original. Toqué música de mi primer disco en Notorious, también. Había lugares donde hacer música propia. Y en ese sentido el más coherente, el más constante, era Thelonious. Mantenía esa línea de jazz moderno, estaba el grupo de Hernán Merlo, el de Pepi Taveira, el de Carlos Lastra.
SV.- Yo creo que en todos estos años la escena y los boliches crecieron juntos. Notorious, Thelonious, Virasoro, fueron siempre los lugares a donde íbamos. Y si pensamos en un poco más atrás de eso, por supuesto el Jazz Club y Jazz & Pop…Ojalá sigan abriéndose clubes, porque creo que todos sabemos lo lindo y necesario que es ir a ver música en vivo.
¿Qué marcarías como insustituible de la música en vivo?
SV.- Es que este tipo de música, el jazz y otras expresiones cercanas, logran su mejor expresión en el vivo. Eso es innegable. En el disco se toca diferente. En el vivo es donde los grupos logran su mayor potencial.
LG.- Si es como dice Sergio, pero también pasa que cada show depende de muchas variables diferentes. Del repertorio que lleves, de la música en sí, de la noche que tenga el músico, del instrumento que te tocó, incluso del público, diría. Hay muchas variables.
MO.- Son momentos totalmente diferentes el vivo y el estudio. Salvo con algunos músicos como Enrique (Norris), que te hacía grabar en el estudio como si estuvieras en vivo. No te daba chances. Grababas una toma y quedaba. Y eso hacía que vos te soltaras, porque sabías que esa toma era la definitiva, que no ibas a tener otra oportunidad. Y te mandabas…
Uno de los aspectos que si se han modificado en los últimos años es la grabación. Hoy es una opción más accesible que la que existía cuando ustedes comenzaron…
MO.- Totalmente. Hoy la tecnología juega a favor. Cuando yo era chico, la posibilidad de grabar era para muy pocos. Se grababan demos, pero no tenían la calidad de un audio. Ahora, cualquier pibe en su casa, con un par de micrófonos, una placa y alguien que la tenga más o menos clara hace un disco. No va a sonar igual que el último de Herbie Hancock, claro. Pero lo publicás. Lo subís a las plataformas y va a estar en el mismo soporte en que encontrás a los Beatles o los Rolling Stones. Esa es la gran ventaja de hoy.
Por estos días Sergio y Mariano tienen fechas con Ernesto Jodos, un pianista de estilo distinto al de Leo. ¿Cómo trabajan esas diferencias?
SV.- Es como una fórmula química. Movés un elemento y los resultados ya son otros. Los dos son enriquecedores. Te motivan y te crean la necesidad de adaptarte a ese contexto nuevo. Por eso tocar con gente diferente está tan bueno, porque siempre vas a terminar cambiando algo de vos mismo.
MO.- Claro. Además, es imposible no encontrar diferencias entre un músico y otro. Es como cuando jugás a la pelota. No todos juegan igual. Cada uno trae su mundo y vos lo compartís. Tenés que estar abierto a eso, a compartir, a dejarte llevar y aportar lo tuyo. Y eso siempre está bueno.
¿Y vos Leo, por qué los elegís a ellos?
LG.-. No es una elección mía. Acá nos elegimos todos. Acá entra todo. Chimichurri, el truco, el vino, el fútbol, la amistad, el mate, las bromas, la calle, la confianza, la complicidad, los miedos, las dudas. Todo eso se transforma en música. Y nunca es forzado. Siempre es fácil. Estamos juntos y tiramos para adelante. Y todo eso en otro lado no siempre está. En otro lado puede ser un laburo. Acá es distinto. Acá es cultivar familia.
Trío Sin Tiempo en Bebop Club
Leo Genovese, piano / Mariano Otero, bajo eléctrico, Sergio Verdinelli, batería. 27, 28 y 30 de diciembre en doble función 20 y 22.45. Uriarte 1658. CABA. Entradas desde $ 5000 en: https://www.passline.com/eventos-plano/trio-sin-tiempo-genovese-otero-verdinelli-271223-2000h