Dos acontecimientos marcaron la carrera musical de Pablo Basez en las últimas semanas. La aparición de «Otros», el excelente segundo disco de su cuarteto y la posibilidad de actuar con esta formación como telonero de Ron Carter en Rosario. Ambos, disco y show, son un justo premio al talento y la perseverancia del contrabajista y auguran todo lo bueno por venir.
Como en tantas otras cosas de la vida, hay situaciones que se tienen naturalmente, se aprenden sobre la marcha o definitivamente no se adquieren nunca. Liderar un grupo es una de ellas. No existe un manual del buen líder, claro. Pero seguramente Pablo Basez podría animarse a escribirlo.
El reciente “Otros”, la segunda producción discográfica del Pablo Basez Novo Cuarteto, después del excelente “NiusOn” grabado sobre finales del 2009 y editado a principios del 2010, es una muestra de lo que puede entregar un grupo cohesionado, con años de escenarios compartidos y una dirección clara que marque el rumbo.
Sin protagonismos desmedidos, sin la necesidad de un lucimiento a costa de relegar al resto, Pablo Basez repite renovada la fórmula de su arte. Buenos temas, composiciones de distintos autores, variedad de climas y colores, excelentes músicos y temas atractivos, para redondear un trabajo de gran nivel.
El primer corte es el inquieto “Otitis”, que lejos del dolor que su nombre evoca, entrega el placer de la música bien elaborada, con ajustado desempeño grupal y el lucimiento de Rodrigo Agudelo Covarrubias en guitarra y Gonzalo Rodríguez Vicente en saxo. Continúa con “Cuando no estén”, nuevamente con buenos aportes de Rodrigo y Gonzalo, su autor, con una veta más intimista pero cargada de tensión, especialmente en el piano de Alan Zimmerman, uno de los músicos invitados.
Pablo Basez marca el camino en el tercer corte del disco con “Mar rojo” y el aporte de Fernando Isaia en trompeta. El clima vuelve a tornarse engañosamente calmo con “Un camino hacia el mar”, de Agudelo y renace con el contundente “Mozambique” de Basez, el tema más breve del disco pero uno de los más intensos, con el líder acentuando el pulso y el saxo nervioso de Gonzalo el frente.
Le siguen “Una gran derrota”, de Rodríguez, con buen trabajo de Luciano Casas detrás de los tambores y Rodrigo Agudelo asomándose a las fronteras del rock con su guitarra creativa y punzante.
“Antes de partir” de nuevo con el piano de Zimmerman, regresa a los tiempos de extraña calma que tan bien transita el cuarteto para seguir con el creativo “La Salamanca”, el ajustado “Motivo” y cerrar con el swingeante “Zonda”, con Héctor Sánchez en vibráfono.
En síntesis, un nuevo y logrado trabajo del cuarteto de Pablo Basez y su música disfrutable. Un arte que no necesita devaluar su calidad para llegar a los rincones más preciados. Allí donde anidan los sentimientos.
