En medio de su agitada agenda, que incluye su propio trío, el sexteto Escalandrum y el cuarteto eléctrico Versus, Pipi Piazzolla se hizo tiempo para rendir un justo homenaje a Max Roach, uno de sus ídolos musicales. Y lo hizo a través de un single que puede ser escuchado en las plataformas de streming, en donde despliega un solo de su autoria con las técnicas del maestro. Este trabajo inicia una serie que Pipi continuará en breve con Joe Morello y el «Zurdo» Roizner.
En el próximo enero los amantes de jazz de todo el mundo dedicarán un momento para recordar al gran Max Roach, pieza fundamental del jazz moderno, en el centenario de su nacimiento. Unas pocas líneas son suficientes para justipreciar su aporte al arte jazzero desde que, con solo 16 años, sustituyó a Sonny Greer en la orquesta de Duke Ellington. Pero sin dudas que su mayor aporte vino a partir de los años 40, cuando se relaciona con los músicos que habían invadido con los nuevos sonidos del bebop la mítica Calle 52, liderados por Dizzy Gillespie y Charlie Parker.
En enero de 1949, Max se une a Miles Davis y toma parte de las sesiones que marcarían el nacimiento del Cool Jazz. En 1952 graba con Thelonious Monk y crea con Charles Mingus la compañía discográfica que editaría el concierto de Toronto que en 1953 reunió a Parker, Gillespie, Bud Powell, Mingus y Roach. Dos años después forma con Clifford Brown el quinteto que marcaría el inicio del Hard Bop y por el que pasan, entre otros, Harold Land, Sonny Rollins, Teddy Edwards y por último Kenny Dorham tras la muerte de Clifford en 1956.
En paralelo a su música Max Roach fue también un ferviente defensor de la lucha de la minoría negra por la igualdad de derechos. “Existen dos teorías, decía por entonces. Una es que hay que hacer arte por el arte. Lo que no es errado. La otra, que también guarda razón, sostiene que el artista es un secretario: toma nota de lo que pasa en su época. Mi música intenta decir cómo me siento realmente y espero que refleje, de alguna manera, lo que siente la gente negra en los Estados Unidos”.
Max Roach murió en la madrugada del 16 de agosto de 2007, en Manhattan, dejando un legado que se sostiene en el tiempo. Por todo ello no es de extrañar que, muchos años después y a miles de kilómetros de aquellos icónicos escenarios, el homenaje a su memoria tenga como protagonista a Pipi Piazzolla, un baterista argentino devoto de su música, que tuvo incluso la oportunidad de conocerlo en sus épocas de estudiante. (Ver foto de apertura)
Foto Laura Pribluda
“Max Roach es el que inventó el tocar melodías en la batería. Mantener un ostinato fijo e improvisar arriba. Como por ejemplo mantener un ritmo fijo con los pies, y arriba hacer una improvisación”, dice Piazzolla. Claro que el homenaje no se limitó sólo a palabras. En estos días Pipi editó un single: Para Max, que ya se puede buscar en el streaming, en el que recrea esa técnica en un solo de su autoría.
“En mi solo mantengo un ostinato de bombo y dos high hats, que está en un 3×4 inspirado en su solo The drum also waltzes y arriba hago una improvisación libre, sin ninguna cosa planeada, en la plena inspiración del momento”, explica. El solo fue grabado por Nico Kalwill en el estudio Aguaribay, parte de la Fundación que funciona en una antigua casona de Belgrano y mantiene vivo el legado del del Ingeniero Giuliano Astolfoni, un empresario mecenas de la música y la cultura, fallecido en 2017.
Al solo para Max les seguirán dos homenajes merecidos por parte de Pipi. Uno a Joe Morello, el baterista del cuarteto de Dave Brubeck y el recordado Take Five, compuesto por Paul Desmond e incluido en Time Out, el disco del grupo editado en 1959 por Columbia con producción de Teo Macero. El otro a Enrique Zurdo Roizner, el baterista argentino que supo ser parte de los grupos de Astor Piazzolla y el Gato Barbieri y actuó junto a Frank Sinatra en su visita a la Argentina en 1981.