Daniel Messina: «El jazz te da felicidad»

«Cuando vine acá no pensé que me quedaría tanto tiempo y que me iban a pasar tantas cosas». La voz de Daniel Messina al otro lado del teléfono en Stuttgart, transmite a un tiempo nostalgia y entusiasmo. En octubre se cumplieron 25 años desde que llegó a Alemania sin dinero ni contactos y sin conocer el idioma. Una aventura a puro riesgo, motivada por el incierto futuro que le planteaba una Argentina de oídos sordos.  Hoy el baterista lleva publicados cinco discos en Europa, ha girado por todo el mundo en bandas propias y ajenas y creo «Mulatina Récords», su propio sello discográfico.

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Si te pido un rápido balance de estos años, presumo que  será muy positivo…

Te diría que sí. Estoy muy contento. Fueron muchos logros, muchas cosas lindas. Pero también, te soy sincero, hubo momentos muy difíciles.  Sobre todo en el comienzo. Llegue sin conocer el idioma y ese es un problema grave. Dificulta mucho el insertarse, el saber bien para qué lado van las cosas. Fue todo un proceso de adaptación que llevó años.  El balance es muy positivo y valió la pena, pero el precio ha sido alto.14666206_10209172751469659_1253252825803976888_n

¿Lo decís por los afectos que se dejan?  

Totalmente.  La vida sigue, pero la distancia juega un papel fundamental.  En todos estos años yo jamás perdí la conexión con mi lugar, con la gente con la que crecí. Gente que a pesar de la distancia me ha seguido acompañando. Mi familia, mis amigos, los músicos, a los que ve cada vez que regreso, los busco para tocar con ellos…

¿Tu idea original era irte solo por un tiempo?

Mi idea original era no irme a ningún lado. Poder generar un proyecto en mi propio país. Si viajar y tocar con músicos de otros países, gente que  uno admira, pero no quedarme en ningún otro lugar que no sea el mío. No fue una decisión fácil, pero se me hizo un momento en que no podía seguir  más. Que ya no tenía lugar, no tenía futuro. Por eso me fui.

Cuando te fuiste, vos tenías un lugar de pertenencia, tenías una banda en la Argentina..

El «Quinteto El Quartetazo». Y fue terrible dejarla. Eran unos músicos tremendos y amigos de toda la vida. El «Pollo» Raffo y Gerardo Gardelín estaban en los teclados,  Victor Skorupsky en saxos, Marcelo Kitay en guitarra y Máximo Rodriguez en bajo. También nos acompañaban Raúl «Chulo» Sarno y Ricky Olarte en percusión. Hay un video de aquel concierto de despedida. Tremendo. Fue un desgarro dejarlos.14656267_10209172657667314_5557469797809741485_n

¿Por qué el destino fue Alemania, con un idioma que no conocías y sin contactos?

Por la cuestión burocrática y por no tener un centavo, Estados Unidos era imposible para mí. Como tengo familiares pensé primero en ir a Italia. Pero en Alemania vivían dos primos hermanos.  Así que se convirtió en una opción válida. Yo tenía alguna referencia general de la escena musical. Sabía que se estaban haciendo cosas interesantes y que había toda una movida con gente de todo el mundo. Ahora qué había en particular…ni idea. Pero bueno, me vine y comencé a pelearla.

Hablabas recién de las dificultades del idioma…

El tema del idioma es una barrera tremenda. Lo fue en un principio. Sentí que no estaba en otro país, sentí que estaba en otro planeta. Pensé que nunca iba a aprender este idioma…algo esencial para poder comunicarte a largo plazo. No lo necesitas para tocar, ya que la música es un idioma universal, pero tenés que vivir, relacionarte. Y allí es donde se complica.

Existió, me imagino, un momento en el que la historia comienza a cambiar para vos…

Si. Hay dos cosas que se dieron que me facilitaron todo. Primero encontré un lugar en una escuela  de bateristas que se abría aquí.  Pude entrar como profesor. Ese fue un comienzo alentador. Luego, al año y medio de estar, tuve la posibilidad de integrarme al grupo de la tecladista Bárbara Dennerlein. (Foto). Ella era la número uno del jazz en Alemania. Estuve 11 años como baterista en su grupo. 14670726_10209172998475834_3891166125125511203_nTocábamos una cantidad tremenda de shows y festivales por año. Para mí fue fundamental. Me dio una base tremenda para luego poder generar mis cosas.

Y entre lo que generaste está Mulatina Récords.

Sí, claro. En el sello edité todos mis discos «Solo en Europa»,  «Imágenes», «El sol sale», «Buenos Aires affairs» y «El futuro es hoy», mi último trabajo.  «Imágenes» y el disco que hice con Quique Sinesi a dúo, «Prioridad a la emoción», los había editado antes otro sello y yo recuperé los derechos para poder sacarlo por Mulatina y que vuelvan a estar a disposición de la gente.  Con Mulatina estamos en todos los soportes para escuchar o bajar música por internet, y además me permite hacer un seguimiento de lo mío y no dejar que se muera en un cajón, como lamentablemente hacen muchos sellos.

Por eso reeditaste también el disco de «Apertura», otra de las bandas que tenías en la Argentina?

Si, porque además esto me parece algo muy propio del jazz o de músicas similares o que se nutren del jazz. Es una música que no es una moda, que permanece. Hay discos que uno los puede volver a escuchar 50 años después de que se editaron, no?…y además forman parte de mi recorrido, de mi historia. Eso además me llevó a volver a conectarme con los músicos de «Apertura».  Con Eduardo García, Daniel Lifschitz, Marcelo Kitay, Emilio Solla y Oscar Blanco; con la que habíamos hecho cosas tan lindas. Era un disco que estaba archivado, era una pena.  Yo lo remastericé en mi estudio y lo edité. Una música que sigue siendo interesante. Por eso lo rescaté.12647420_10207109806777331_8221137531249785367_n

¿Alguna vez pensaste que hubiera pasado si te hubieras quedado?

Yo se que hubiera pasado. Me hubiera muerto de hambre (Risas). No había interés en producir una música instrumental en la Argentina.  Hubiera seguido siendo músico de todas maneras y hubiera tenido mis experiencias. Pero aquí vivís un montón de cosas que allá no las ves. Acá hay muchos músicos de todas partes del mundo, del  África, del Cáucaso, y uno se nutre de todo eso.  Acá el jazz es muy popular y el nivel de organización es importante.  De todas maneras sigo creyendo que en la Argentina tenemos un nivel de músicos tremendo.  Pero lamentablemente no se les devuelve lo que realmente se merecen.

Sin pretender justificar ninguna injusticia,  esto es algo que no sucede solo en la Argentina.

Es verdad, el tema del jazz está difícil en todos lados. Y con lo que te cuento de acá no te estoy diciendo que esto es el paraíso. Fijate,  una ciudad como Hamburgo, con casi dos millones de habitantes, tiene un solo club de jazz.  En Berlín hay nueve, pero sólo dos de ellos le pagan bien a los músicos, los otros no. 11048625_10205086562677493_1838434902960378436_n En Stuttgart hay dos clubes de jazz, uno es bastante elitista y en el otro los músicos tocan por amor al arte, no se les paga.

Y a pesar de los pesares y de un futuro tan poco promisorio, siguen apareciendo jóvenes  apasionados por tocar jazz…

Porque el jazz es una música del carajo!!!…todo lo que tiene que ver con el jazz, tiene que ver con vos mismo.  En el jazz yo puedo ser quien tengo ganas de ser, sin darle explicaciones a nadie. Podés crear, armar tu propio lenguaje y eso  no te lo puede sacar nadie. El jazz está por sobre el ego de los músicos.  Por sobre la hipocresía. En el momento en que tocas jazz sos feliz. Te hace bien al alma. Cualquiera sea el estilo que hagas. El jazz te da cosas que la música chatarra no te da. El jazz te da felicidad.

Nota: Las fotografías que ilustran esta entrevista representan distintas etapas en la estadía europea de Messina y pertenecen a su álbum personal.  www.danielmessina.de

Para leer reseña del último disco de Messina, cliqueá aquí 

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