Patricia Grinfeld, Juampy Juarez y Miguel Tarzia iniciaron la primera parte de este informe compartiendo sus reflexiones sobre la actualidad de la guitarra en el jazz. En esta segunda entrega otros tres músicos de distintas generaciones y experiencias suman su mirada para contribuir el análisis. Guillermo Bazzola, Ale Demogli y Leo Fernández tienen la palabra…
Guillermo Bazzola desde España, Ale Demogli dividiendo su vida entre Argentina y Estados Unidos y Leo Fernández transitando su primeros desafíos jazzeros; confluyen en una pasión común. La guitarra y el jazz los une más allá de diferencias de geografías, experiencias y estilos.
¿Por qué a pesar de su historia y sus nombres, la guitarra jazzera no alcanza el protagonismo indiscutido que tiene en el rock?
Guillermo Bazzola. Porque el jazz desde sus inicios tiene que ver con los instrumentos de banda: vientos, bronces, percusión. Ahí la guitarra lo tiene muy difícil por la cuestión del volumen. En su «etapa acústica» hay grandes guitarristas como Eddie Lang, que murió muy joven y luego Django Reinhardt, que sobresalió en un contexto «camarístico». Luego con la electrificación aparecen grandes solistas lineales como Charlie Christian, que también murió joven, y más adelante Tal Farlow, Barney Kessel o Jimmy Raney y luego Kenny Burrell o Wes Montgomery. Todos extraordinarios pero que influyeron mucho más en el mundo de la guitarra que en la evolución del jazz.
Si uno observa el panorama actual, son pocos, en proporción, los combos que están liderados por un guitarrista. ¿Por qué es así?
Leo Fernández. Yo conozco excelentes guitarristas, pero creo que liderar un combo pasa más por un esfuerzo de otro tipo. Que no tiene que ver con el problema de la guitarra como instrumento. Liderar un grupo conlleva un esfuerzo compositivo, implica llevar adelante y conjugar voluntades diversas, encontrar o generar espacios, en definitiva, tiene que ver con moverse en un medio cultural y social local siempre complicado.
Ale Demogli. Si, es así y es paradójico porque hay muchos guitarristas. Quizás lo que no ayude es que no hay un circuito lo suficientemente grande para tocar música y presentar nuevos proyectos. Creo que se necesitan más lugares para tocar música, sin duda. En la Argentina tampoco existe, como si existe en muchos países de Europa una inversión por parte del Estado en cultura y promoción de música.
De todas maneras, con mayor o menor protagonismo, está claro que la guitarra sigue su evolución…
Demogli. Si. Yo creo que la guitarra evoluciono mucho en la última década, desde grandes como John Scofield o Pat Metheny en los 90′ a Jonathan Kreisberg, Tim Miller, Adam Rogers, Julian Lage en los últimos años. Creo también que es la misma evolución que se dio en los 60 – 70, viniendo de Wes para ir a Joe Pass, George Benson, Jorge Diorio, Pat Martino y de ellos a Scofield, Metheny, Abercrombie, Bill Frisell. Creo que en la escena local paso algo parecido desde Oscar Alemán a Walter Malosetti y de ahí a Lito Epumer, Pino Marrone, Francisco Rivero, a los guitarristas de nuestra generación.
Fernández. Yo creo que la guitarra está en un buen momento. Encontramos muchísimos grupos del jazz actual que elijen tener como instrumento armónico a la guitarra en vez del piano. O, en todo caso, vemos muchas formaciones en las que coexisten ambos instrumentos. Hay un gran auge del mercado de pedales efectos. Esto no es necesariamente bueno, pero continuamente salen nuevos aparatos para procesar la señal de la guitarra y en ciertos aspectos el instrumento parece haberse fortalecido desde ese lugar. Los cambios y mutaciones que ha experimentado el género jazzístico contemporáneo le han venido muy bien al instrumento.
En este escenario de cambios ¿qué importancia sigue teniendo el tema de la voz personal, del propio estilo?
Bazzola. Me parece lo más importante. En jazz y me atrevería a decir que en cualquier rama del arte. Pero esto es parte de un proceso, no es algo instantáneo o algo a lo que se llegue por mera voluntad. Quien mejor lo expresó fue Clark Terry con aquello de «imitar, asimilar, innovar». Cuando escucho música grabada o en directo lo que espero es que me guste y eso guarda relación con lo anterior. Para que me guste me tiene que sonar auténtica. No espero que cada cosa que escucho sea radicalmente innovadora. Muchas veces la música tiene una relación cercana o visible con algo que otros ya hicieron antes pero toda música está hecha de una multiplicidad de influencias. Eso lo vemos más claro a medida que conocemos más cosas. Ahí se cumple el axioma de Clark Terry: todo buen músico se dedica a recolectar influencias y a la larga termina entregando algo totalmente original. Por eso, para poder hacerlo y apreciarlo, es tan valioso cultivar la escucha profunda de la música.
¿Pero cómo se busca eso, el aporte propio, teniendo en cuenta la enorme influencia de los grandes y el peligro cierto de caer en la copia o la imitación?
Demogli. La voz interna es única, personal e irrepetible y el camino que tomes para que tu música tenga vida propia, es también único, personal e irrepetible. Lo que busco para mi música es un delicado balance entre tradición y modernidad. Por supuesto no preconcebido, es algo que aparece y que generalmente encuentro en la música que más me gusta. Me siento identificado fuertemente con eso. Venimos de algún lado y eso siempre está presente, pero también vivimos en un mundo en constante movimiento con sus influencias. Debemos manejar muy cuidadosamente toda esa información y estímulos, para no caer recetas hechas y en una música sin profundidad, carente de contenido y sin sentido.
Fernández. No suelo comulgar con la idea de «aporte». Lo que sí es cierto es que busco superarme estudiando y practicando varias horas todos los días. Los referentes sirven de inspiración y también de fuente de recursos. Uno dialoga con ellos permanentemente desde la práctica diaria del instrumento. Esos referentes pueden ser muy variados. No solo guitarristas. Últimamente en mi caso suelen ser sólo guitarristas. La idea de estilo es muy compleja. El estilo propio puede aparecer con la repetición sostenida de ese trabajo de copia y emulación de los artistas que uno admira. Uno siempre termina agregando algo que trae consigo. La forma de pulsar una cuerda nunca es igual en dos personas. Lo que sí es claro es que no hay estilo sin trabajo sostenido con el instrumento.
Ahora, más allá de su historia y de todos los grandes nombres que aquí se citaron, ¿Qué puede dar todavía la guitarra para el desarrollo del jazz?
Bazzola. Mucho. Pero sucede que el jazz de la época, a excepción de algunos tríos de piano con guitarra y contrabajo, no lleva guitarra. Triste pero cierto. Para mí las excepciones son sobre todo Jim Hall, que inventó otra manera de tocar e interesó a innovadores como Chico Hamilton o Jimmy Giuffre y Grant Green, un guitarrista más convencional pero que se animó a tocar con los pesos pesado de la época. El despegue de la guitarra viene a partir del rock, pero lo veo como una conjunción de factores, no que los guitarristas fueran necesariamente rockeros. La mayor presencia de la guitarra en el rock hizo que hubiera más guitarristas y que se desarrollaran los sistemas de amplificación. De esa primera generación salieron Larry Coryell y John McLaughlin y luego John Abercrombie, John Scofield, Pat Metheny, Allan Holdsworth. Por suerte todos ellos tenían algo nuevo para decir y así es que mucha de la música más interesante y distinta de los últimos 50 años fue hecha por guitarristas o por otros instrumentistas que incluyeron la guitarra en sus grupos.
Demogli. La guitarra es un instrumento en crecimiento y expansión. Muy nuevo y con muchas cosas para explorar y trabajar. Particularmente estoy terminando una maestría en composición y la musica tanto del siglo XX como ahora incorporó muy poco a la guitarra, comparado con otros instrumentos. Lo paradójico es que desde Latinomérica con compositores como Leo Brower, Hector Villalobos, Ponce, Agustin Barrios, entre otros, se desarrolló una música para guitarra super interesante siempre fusionada con música y rítmicas popular muy ricas. Esto también se refleja en la evolución del jazz actualmente. Si mirás lo que pasa hoy en día, encontrás muchos músicos de jazz experimentando con músicas populares de todo el mundo: Indu, de los balkanes, africana, incluso música afroperuana, ni hablar de musica afrocaribeña. Creo que el desarrollo más interesante va en esa dirección, todo es fusión.
Aquí podés leer el primer informe sobre la guitarra jazz
Guillermo Bazzola. Nació en 1962 en Santos Lugares. Estudio con César Silva y Ricardo Lew y tomó clínicas y seminarios con Gary Burton, Peter Sprague, Jim Hall, Joe Diorio, John Stowell, Marc Copland, Mike Stern y Kenny Werner. Desarrolló además una intensa actividad como compositor. En el campo del jazz ha escrito numerosos temas y arreglos, interpretados por sus grupos y por otros artistas, como Ernesto Jodos, Eleonora Eubel y Jorge Retamoza y Tango XXX. Reside en Madrid desde 2002. Entre sus discos editados se destacan “Alas” (Bau 2003), “Hora Libre (BlueArt 2014) y “Gnu Trío” editado en España en 2009.
Ale Demogli. Comenzó estudiando piano a los 6 años, pero luego se pasó a la guitarra. A los 22 años obtuvo dos becas para estudiar en el Berklee College of Music de Boston, donde se diplomó y trabajó en el departamento Learning Center como tutor. En el año 2000 recibió las becas Nec Merit Award y Best Scholarship otorgadas por el prestigioso New England Conservatory en Boston (Estados Unidos). Ha tocado y grabado junto John Scofield, John Stowell, Sid Jacobs, John Lockwood, Richard Davis y Hilliard Greene. Con sus propios grupos grabó”3:30” (2006,) “Just songs” (2008) y “Luna”(2015).
Leo Fernández. Es egresado del Instituto Tecnológico de Música contemporánea, donde estudió con Luis Salinas, Carlos Campos, Marcelo Braga y Juan “Pollo” Raffo. También estudio con Pino Marrone y composición con Laura Baade y Federico Wiman. En 2005 formó dúo con el contrabajista Gabriel Domenicucci y editó “Ni una nube” (PAI Records). En 2013 ingresó al grupo Genetics, que recrea la primera etapa de Genesis y participó en conciertos junto Steve Hackett en el Teatro Coliseo de Buenos Aires . Actualmente lidera su propio cuarteto con el que en 2015 editó su álbum “Desvelo” (Kuai Music).